Santiago. Los moradores de más de ocho barrios de esta ciudad, denunciaron ayer el hedor insoportable que emana en los últimos días el vertedero de Rafey, lo que atribuyen a una política mal enfocada de los desperdicios que allí se depositan.
Los líderes comunitarios de Cienfuegos, hicieron un llamado a las autoridades para que se corrija el mal, ya que temen contraer enfermedades contagiosas y respiratorias.
Argumentaron que en la plataforma que comprende el entorno del vertedero ya se han formado lagunas de aguas negras, donde depositan los desperdicios médicos, restos de pollos, y otros materiales que producen el mal olor, que llega hasta 4 kilómetros de distancia.
Los barrios que están afectados por este mal son La Mosca, Santa Lucía, La Piña, Las Colinas, El Ingenio, Ensanche Román, Ensanche Libertad, entre otros. El pastor de la comunidad, Pablo Ureña, mostró preocupación por la contaminación que dijo mantiene en acoso constante a los pobladores, que no encuentran de que forma respirar aire puro, ya que nadie pone cartas en el asunto.
En esta última semana estamos frente a un mal olor insoportable del vertedero de Rafey. Este hecho ha sido recibido por la población con mucha preocupación por que ellos temen que se desate un brote de enfermedades que perjudique la vida normal de las familias, dijo el pastor.
Aclaró que donde más se ha sentido es cuando llovizna o llueve mucho porque el olor es constante y perdura muchas horas.
Para Juan Medina, vicepresidente de la Junta de Vecinos Juan Pablo II de los multi familiares de Rafey, señaló que aunque el mal olor que reciben de Rafey no es tan fuerte, son afectados con mayor intensidad por un pequeño vertedero improvisado muy cerca de la urbanización en Rafey.
Detalló que allí se queman alambres y otros desechos, alterando la vida normal de los vecinos.
Buzos. Mientras todo esto sucede, nueva vez, decenas de niños y niñas del sector Cienfuegos, que se dedican a bucear, continúan yendo al vertedero de Rafey, a pesar de que varios han muerto atropellados por camiones, cuando rebuscan entre los escombros.
La mayoría de estos infantes provienen de sectores colindantes con el vertedero y que, dada la pobreza extrema en que viven, el lugar representa la principal fuente de trabajo.
El pastor Ureña, propulsor del Programa Niños con una Esperanza, lamentó que no haya sido reforzada la seguridad del lugar.