Ocho puertas abren paso a
la ciudad tres veces santa

Ocho puertas abren paso a<BR>la ciudad tres veces santa

EFE Reportaje. Ocho puertas dan acceso a la vieja ciudadela amurallada de Jerusalén, venerada por cristianos, musulmanes y judíos. Ciudad idónea para visitar. En un área de apenas un kilómetro cuadrado se concentran algunos de los más sagrados lugares del mundo: el Santo Sepulcro y la Vía Dolorosa.

Visitar Jerusalén es un auténtico lujo, porque dentro de la ciudad vieja, en un área de apenas un kilómetro cuadrado, se concentran algunos de los más sagrados lugares del mundo: el Santo Sepulcro y la Vía Dolorosa, adorados por los cristianos, el Muro de las Lamentaciones, lugar más sagrado para los judíos, y la Explanada de las Mezquitas, que alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, los sitios más importantes para el Islam después de la Meca y Medina.

Estas riquezas divinas y humanas están protegidas por las bellas murallas de piedra blanca, casi cinco kilómetros de defensas de dos metros y medio de ancho y doce de alto coronadas por 34 torres de vigilancia. Esta fortaleza está horadada por ocho huecos, puertas que a lo largo de los siglos han permitido a los peregrinos acercarse a sus dioses.

El mal sueño de  Suleiman.  Cuenta la leyenda que una noche, el sultán Suleimán el Magnífico (que gobernó el imperio Otomano en el siglo XVI d.C.) tuvo una pesadilla en la que era atacado por varios leones que trataban de devorarle.  Al despertarse, debatió con sus asesores el origen del mal sueño, y uno de ellos interpretó que las bestias le atacaban porque no había protegido suficientemente la ciudad santa. El sultán tuvo entonces claro lo que tenía que hacer y ordenó construir la muralla que al día de hoy envuelve la ciudad vieja.

“Partes de la muralla son anteriores a Suleimán, cuyos constructores utilizaron muros levantados por los cruzados, romanos o hasmoneos, entre otros”, explicó a Efe la guía turística israelí Rajel Cohen, del Museo de la Torre de David, que añadió que “Jerusalén es una ciudad construida capa a capa”.

Suleimán construyó sus murallas siguiendo aproximadamente el recorrido de las que levantaron los romanos en el siglo I a.C., que tenían sólo cuatro puertas de acceso orientadas hacia cada uno de los puntos cardinales.

Ocho puertas de acceso.  Suleimán amplió el número de puertas y ahora la muralla cuenta con ocho aberturas, aunque una de ellas permanece sellada. Hasta el año 1887, todas se cerraban al caer el sol y no volvían a abrirse hasta el siguiente amanecer.

El más grandioso de los pasos a la mágica ciudad empedrada es, sin duda alguna, la Puerta de Damasco; la Puerta Nueva, la  Puerta de Herodes, Puerta de los Leones, puerta de la vida eterna, sellada, la Puerta de los Desperdicios,  Puerta de Sión o de David,  la Puerta Dorada, a la que muchos se refieren como la «Puerta de la Vida Eterna» o «Puerta de la Misericordia», situada en la pared este de la ciudadela, mirando hacia el lugar por donde sale el sol.

De acuerdo con la tradición judía, ésta será la puerta a través de la cual el Mesías entrará en Jerusalén cuando regrese.

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