Rincón del Pino fue escenario de una oda al amor, un canto a la vida, a la solidaridad y la fraternidad. Contagiados por la mística del padre Luis Quinn, cientos de hombres y mujeres de San José de Ocoa y otras localidades del país se integraron a las brigadas de trabajo para construir un canal de riego en ese paraje ocoeño, una obra emblemática que demostró la fuerza de la unión, la validez del esfuerzo en pos de metas comunes, la posibilidad de materializar sueños que parecían inalcanzables.
Sueños, utopías transformadoras como muchas otras realizaciones que a partir de esa experiencia inspiradora concretizó el emprendedor fomentando la agricultura, la irrigación por goteo y aspersión, la reforestación y conservación de suelos.
Campesinos, estudiantes, profesionales de distintos estratos sociales y filiación política tomaron pico y pala mientras otros gestionaban recursos financieros. Formaron grupos, uno de ellos “Estrellas para un Mundo Mejor”, cuya inolvidable actuación en el Palacio de Bellas Artes, de Santo Domingo y otras ciudades, incluyó canciones con las que el campesino ameniza sus convites.
El talento, la creatividad y una férrea voluntad colectiva siguieron aunando esfuerzos hacia la consecución de muchos otros sueños. Y, por igual, al enfrentar la adversidad, como en los huracanes David y Federico, cuando la ayuda a los damnificados, la construcción y reparación de viviendas, caminos y canales alcanzó ribetes épicos.
Convertido en otro ciclón, el Padre Luis iba de un sitio a otro, buscó ayuda nacional e internacional, recibió gran apoyo de la prensa, tanto que don Rafael Herrera, director del Listín Diario, no conforme con editoriales y reportajes, viajó a Ocoa, y para cruzar el embravecido río Nizao no vaciló en subir a un tractor.
Tierra por agua. Tras el huracán David el Padre Luis ideó un proyecto integral de gran trascendencia, la original reforma agraria en el municipio de Los Martínez, ampliado y replicado en otras comunidades.
El Padre tuvo la visión de intercambiar tierra por agua, hizo una reforma agraria valorada como muy exclusiva. Los que poseían tierra daban la mitad para repartirlas entre los que no tenían y recibían riego, explica Milcíades Mejía, expresidente de la Academia de Ciencias, y agrega: Muy importante, porque el que tenía 60 tareas sin agua producía mucho menos que en 30 con riego, y debía comprometer a reforestar y proteger la fuente de agua que iba suplir al acueducto, el riego y la producción de energía hidroeléctrica con pequeñas turbinas. Un aprovechamiento global, complementario en el uso de los recursos naturales. Sabían que el agua viene de la montaña y si no la reforestan no la iban a tener permanente para todos los usos.
Con ese y demás proyectos, Adesjo impactó positivamente en la creación de la infraestructura rural. De 1970 a 1990 se organizó para solucionar problemas sociales que el Estado no resolvía. En lo adelante, el avance fue extraordinario.
Tecnología verde. Siguiendo las huellas del Padre Quinn, bajo la dirección de la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa (Adesjo) prosiguen proyectos innovadoras y sostenibles.
Proyectos con energía limpia, como los de riego comunitario, tan necesarios que ante la persistente sequía en el país, los campos beneficiados siguen produciendo, expresan Carlos Mejía y Juan Francisco Aguasvivas, presidente y director ejecutivo de la Adesjo.
Al ser colectivos, dicen, la gente los cuida, se preserva el medio ambiente, y garantizan la seguridad alimentaria, evitan la emigración hacia la ciudad.
Constituyen una gran necesidad, pues un problema acuciante de la agricultura ocoeña, sobre todo entre labriegos pobres, consiste en la falta de agua. Por eso, temen tomar crédito sin una garantía de que habrá un retorno en su producción que permita saldar esa deuda.
Adesjo ha construido nuevos sistemas de riego y ampliado la cobertura de otros, los más recientes son Cazuela-Tumbaca, inaugurado el año pasado, y el que ejecutan en El Memizo, ambos con energía solar.
Este último bombeará el agua con un banco de 400 paneles solares, para irrigar unas 600 tareas, incluyendo agricultores de La China, en El Cercado, Azua. Está en su etapa final, 80% de terminación, pero faltan RD$6 millones. Adesjo hizo gestiones para conseguirlos, inclusive en el Gobierno, y aún no tienen respuesta.
El sistema por goteo de Cazuela-Tumbaca conduce el agua desde el río a 1.5 kilómetros de altura, cae al reservorio para irrigar unas 500 tareas hasta la loma de Tumbaca, la zona más pobre de Ocoa. Lleva vida a una loma seca, a una comunidad pobre con 35 años sin agua para la agricultura y consumo humano, beneficia 47 familias que para sobrevivir tenían que salir a trabajar a otros lugares.
Los que poseían tierra le cedieron a los que no tenían, un documento consigna que seguirán siendo del propietario original hasta que el proyecto perdure. Esto permite que el que la usufructúa no pueda venderla, hacer negocio con ella, es como un candado, que sepa que es de él mientras la trabaje. De lo contrario, vuelve al proyecto y se le entrega a otro.
Sus habitantes se comprometieron a reforestar la parte alta de la loma, y lo están cumpliendo. En el empinado camino empiezan a crecer caobas, cedros y otras especies forestales propias de la zona.
Hileras de tuberías para el riego y barreras muertas, hechas con rastrojos de la cosecha, atraviesan las cañadas y, pese a la sequía, domina el verdor en los cultivos de hortalizas, tomates, ajíes, verduras, maíz, yuca, guandules, batata, aguacates, plátanos y guineos.
“Son ecosistemas de subsistencia, pero aseguran el alimento, le permite vivir, tener mejores recursos”, dice el presidente de Adesjo, que les ofrece asistencia con diez técnicos agrícolas y forestales nombrados por el Ministerio de Agricultura.
En esa comunidad construyeron un proyecto de vivienda y un sistema de potabilización de agua; dispone de escuela, electricidad y carretera, un acueducto nutrido de un arroyo cercano.
Ese y otros parajes logran cambios notables, “estrellas para un mundo mejor”, impulsados por la unión hacia metas comunes, en un esfuerzo que concretiza sueños bajo el influjo del Padre Luis.
Financiamiento no fluye hacia invernaderos comunitarios
El padre Luis Quinn creó 50 invernaderos comunitarios en parajes muy pobres de Ocoa, tuvo una gran visión, observó que la topografía no permitía una producción agrícola intensiva a largo plazo, por lo que introdujo esa modalidad de producción en ambiente controlado con proyectos comunitarios manejados por mujeres, a fin de cultivar hortalizas en pequeños espacios y les resultaran rentables.
Ocoa es una de las provincias líderes en invernaderos en el país, con alrededor de dos millones de metros cuadrados, produce un 85% de las hortalizas de consumo nacional, de tomates y ajíes morrón, que derivan dividendos millonarios, indica Milcíades Mejía y agrega: “fue esa visión del Padre Luis la que dio origen a que se implementara lo que es hoy en Ocoa esa fuente de gran riqueza, los estableció como una economía comunitaria para las personas más desposeídas”.
Es conveniente que empresarios agrícolas inviertan en invernaderos, es una producción de alto costo y tienen el apoyo de las instituciones bancarias. Pero debe haber mayor equilibrio, que los beneficios de la producción tengan una distribución más horizontal a la actual, muy vertical.
A nivel comunitario no son tan prósperos por la dificultad de los agricultores pobres de obtener préstamos que les permita invertir en ese modelo de producción. Se necesitan facilidades para que las comunidades accedan a fondos de entidades financieras, en especial el Banco Agrícola, que sean apoyadas las pequeñas iniciativas que emprenden las asociaciones y agricultores pobres, que no son entes crediticios.
Las asociaciones campesinas trabajan especialmente con mujeres en pequeños invernaderos, 14 proyectos ubicados en diferentes comunidades, entre ellas Los Martínez, Naranjal, La Horma, Las Auyamas y La China, en El Cercado.