La administración del Presidente Danilo Medina está ante su prueba de confiabilidad más difícil de evadir. La ristra de corruptela colgada al nombre Odebrecht ha salpicado a países como Colombia, Perú y Estados Unidos, cuyos gobiernos han abierto procesos y dado algunas respuestas objetivas. No le sentaría bien al país, y sobre todo al actual Gobierno, que el caso Odebrecht no pase de escarceos que no lleguen a ningún lado.
Por otra parte, tampoco sería prudente que este expediente en particular se politizara y se transformara en una cacería de brujas que evada la responsabilidad de encontrar a los verdaderos culpables de aceptar sobornos y amañar licitaciones para favorecer a determinados intereses. La Justicia de este país con frecuencia ha evitado encontrar culpables a pesar de que en muchos casos los ha habido, y la sociedad ha quedado frustrada por la impunidad resultante de esa falta de responsabilidad.
El procurador Jean Alain Rodríguez tiene una grave responsabilidad por delante. Debe hacer una disección fina y precisa del cúmulo de contratos y otros documentos de los que ha sido apoderado, valorar evidencias, indicios, sospechas y sacar conclusiones. El reto es que ya otros países han actuado y recuperado parte del dinero perdido. Hay que llegar a conclusiones creíbles y que funcionen las consecuencias.
Obligados a trabajar juntos
El presidente electo de la República de Haití, Jovenel Moise, ha visitado la República Dominicana manifestando interés de que ambos países desarrollen proyectos comunes de desarrollo. Enhorabuena. Del lado dominicano también late esa inquietud, pero la mayor dificultad ha sido lograr armonizar las reglas de juego, sobre todo en materia comercial y migratoria. Los dos países comparten un territorio insular y eso les obliga a armonizar intereses e impulsar iniciativas comunes.
El nuevo presidente haitiano tiene ante sí la tarea de organizar el Estado haitiano y tratar de insertarlo ventajosamente en los esquemas internacionales. Debe documentar a su gente y hacerles sentir que tienen dignidad. El lado dominicano siempre ha querido la mutua cooperación, pero hay que crear las condiciones. Ese es un reto bilateral.