Odebrecht y la indignación selectiva

Odebrecht y la indignación selectiva

Millizen Uribe

El caso Odebrecht es para la República Dominicana un conglomerado de oportunidades históricas. Además de las más obvias: el fin de la impunidad y castigo ejemplar de la corrupción, está la posibilidad de recuperar la confianza en el sistema dominicano de justicia.
Precisamente, la detención que hizo el Ministerio Público de un grupo de imputados en este caso, ha despertado la indignación de una parte de opinadores públicos que cuestionan la forma en que fueron detenidos.
Preguntan si acaso era necesario el uso de armas largas, esposas, grabación y posterior difusión del video del arresto y concluyen fue un “aparataje”.
También cuestionan si la prisión preventiva, medida de coerción solicitada por el Ministerio Público, es excesiva.
Yo les escucho y me es imposible reflexionar acerca de cuán selectiva es la indignación en este país.
Aquí no pasa un solo día sin que se arresten personas violentándoles sus derechos fundamentales, algunos como la dignidad, imagen y buen nombre.
¿O es que acaso no vemos, para citar un ejemplo, las informaciones que la Policía Nacional manda a los medios de comunicación atribuyendo, con nombres y apellidos, que tales ciudadanos cometieron tales crímenes, echándose de menos la palabra presuntos y actuando esa institución como un tribunal, dictaminando culpabilidades?
¿O es que acaso no sabemos que las cárceles dominicanas, en más de un 50%, están llenas de presos preventivos?
¿Esas cárceles están en mal estado sólo para estos imputados, por eso hubo que remodelar algunas para acogerlos, pero son dignas para los demás hombres y mujeres de este pueblo que podrían caer en conflicto con la ley?
¡Y ojo! No es que una quiera que a estas personas se les violenten sus derechos. ¡Estodo lo contrario! Lo que uno quisiera es que se le garanticen a todos los dominicanos, incluyéndolos a ellos, pero también a los juancitos y marías de los barrios y campos.
El populismo penal, el juicio mediático y el show no deben usarse con los imputados de Odebrecht, pero tampoco con nadie. El debido proceso y la presunción de inocencias deben ser para todos, porque la igualdad ante la ley es un elemento vital en el concepto de República y de democracia.
Este pueblo se vistió de verde y salió a marchar demandando justicia, no circo.
Ojalá el caso Odebrecht también nos sirva para reflexionar acerca de lo mucho y lo rápido que tiene que avanzar la justicia en este país. De lo contrario, esta seguiría siendo la sociedad de los tutumpotes, no de los hijos de Machepa, y el nombre de República nos quedaría grande.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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