Odiseo en Aracataca

Odiseo en Aracataca

En mi libro “La feria de las ideas”, cuya primera edición es de 1984, aparece un ensayo titulado: “Odiseo, Sancho y José Arcadio se reúnen”. Desde entonces, la obra máxima de García Márquez, “Cien años de soledad”, no ha hecho más que difundirse, traducirse, estudiarse. El gran escritor colombiano, que acaba de morir, creía que su mejor obra era “El amor en los tiempos del cólera”. Poetas y novelistas son seres humanos que escriben movidos por impulsos inconscientes que no siempre comprenden del todo. Los críticos, desde luego, yerran más que los autores; y a menudo sostienen opiniones disparatadas y artificiosas.

Está de moda comparar “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez, con la “Iliada” de Homero o con “El Quijote” de Cervantes. Juan Bosch, ex-presidente dominicano, declaró hace tiempo que “Cien años de soledad” había superado literariamente a “El Quijote”. Francois Mitterand, el fallecido político francés de izquierda, opinaba que García Márquez había igualado o empequeñecido a Homero. A mi me parece que Homero, Cervantes y García Márquez, no pueden barajarse en la misma bolsa, pues son artistas separados por enormes distancias históricas. Sería algo así como comparar las manzanas con los aguacates. Y todavía queda por verse si la obra de García Márquez perdura por dos mil años, como los poemas homéricos; o si resiste una crítica como la que desde el siglo XVII viene ejerciéndose sobre las páginas de “El Quijote”.

Los hechos acerca de los cuales habla Homero ocurrieron alrededor de 1190 antes de Cristo. La historia de la Guerra de Troya se convierte en una tradición, en un hecho social, que circuló entre los pueblos griegos varios siglos antes de que naciera Homero. Esa historia, ya con participación colectiva plena, la toma Homero y compone los hermosos cantos de “La Iliada”.

Homero cuenta en versos una historia que pertenece al primitivo mundo “aqueo”. Los mitos del pueblo griego son parte inseparable de ese libro y de la mente del propio Homero. Las creencias y las ideas de esa época están orgánicamente expresadas en los 15,000 hexámetros del poema. Se trata de un mundo concluso que pertenece por entero a la antigüedad, aun mirado desde el punto de vista metafórico.

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