Odontofobia: el peor enemigo de la salud oral

Odontofobia:  el peor enemigo de la salud oral

La odontofobia o miedo al dentista puede tener diferentes orígenes, desde sencillas amenazas durante la niñez, frases como “si no te cepillas te voy a llevar al dentista para que te saqué las muelas”, hasta experiencias negativas y dolorosas vividas en el consultorio dental.

La forma más elemental y eficiente de prevenir la odontofobia es cuidando la salud oral y acudiendo regularmente al dentista. El niño verá estas visitas como algo rutinario que no implica dolor y sufrimiento.
Los padres deben ser los guías principales en la enseñanza del cepillado, de hecho en los primeros años es interesante que la rutina de higiene oral se realice juntos, ya que los pequeños por imitación la irán incorporando a sus hábitos, de igual forma la consulta al odontopediatra.

Lamentablemente, muchas veces el primer contacto con el odontólogo es motivado por un trauma o un dolor fuerte de muela, el cual marca al paciente negativamente, dificultando el sano desarrollo de las visitas siguientes, apareciendo la ansiedad y el temor en la relación paciente-dentista. Otra causa muy común del temor al dentista es una experiencia negativa en un consultorio dental, pero gracias a los avances tecnológicos actuales, cada día estas situaciones han ido desapareciendo.

Algunos pacientes se anteponen a todo lo que va a significar su visita al dentista, se auto diagnostican, deciden su tratamiento y viven en su mente toda una historia de terror, que no es verdad, al llegar al consultorio ya están estresados, temerosos, en fin ellos son los causantes de la odontofobia.

Sin importar el origen, la odontofobia existe y es el peor enemigo de la salud oral, pues el paciente reconoce que necesita tratamiento pero no es capaz de tomar la decisión, como consecuencia cada día se deteriora su salud general y oral y se complica el tratamiento.

Física y psicológicamente sufre el paciente y, en muchos casos, su círculo familiar. La odontofobia es real y atormenta a quienes la padecen, puede ser que este presenté sólo en un periodo de la vida o durante toda su vida, si no es tratada a tiempo y de forma correcta. Muchos padres suelen tornarse agresivos con los hijos, pues no entienden esa realidad, conducta que complica el cuadro.

La sedación es una de las alternativas más comunes, a fin de que el paciente pueda recibir el tratamiento de una forma relajada y sin vivir la fobia de la visita al dentista, sin embargo es una solución pasajera al problema.
Actualmente cada día son más y más los pacientes que la solicitan y realmente es una técnica sencilla y segura.
La fobia en sí, no podrá ser superada sin ayuda profesional.

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