OEA impulsa paz

OEA impulsa paz

BOGOTA (AFP).- Una misión de la OEA llegó a Colombia para iniciar la verificación del proceso de desarme de los paramilitares, una labor considerada vital por el Gobierno, los jefes de esos grupos de ultraderecha y la comunidad internacional para darle credibilidad a un plan de paz seriamente cuestionado.

La delegación llegó encabezada por el argentino Sergio Caramagna, con amplia experiencia en procesos paramilitares tras verificar el desarme de los «contras» (anti-sandinistas) en Nicaragua.

«El proceso ya lo adelantó el Gobierno y nosotros vamos a apoyar la política de paz que lleva adelante el presidente Alvaro Uribe, como todas las iniciativas (de paz) que se den en Colombia», dijo Caramagna, a su arribo a Bogotá.

La misión se formalizó el pasado 23 de enero mediante la firma del convenio entre el presidente Uribe y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, que tendrá una vigencia de tres años prorrogables.

El comité, denominado Misión para Apoyar el Proceso de Paz de Colombia (MAPP-OEA), deberá verificar el cumplimiento de los acuerdos de cese el fuego y de hostilidades, de desmovilización y desarme y de reinserción a la vida civil.

Caramagna se reunirá el martes con Uribe y el alto comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, así como embajadores acreditados en Bogotá, tras lo cual se trasladaría al departamento de Córdoba, considerado el bastión de los paramilitares y donde se han llevado a cabo las negociaciones de paz.

La misión inicialmente centrará su trabajo en el plan de paz iniciado hace un año con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el principal grupo paramilitar del país que el pasado 15 de julio se comprometió a desmovilizar a entre 10.000 y 13.000 efectivos antes del 31 de diciembre de 2005.

A ese compromiso se sumaron otras facciones, por lo que el proceso de desarme podría incluir a entre 16.000 y 20.000 hombres, según distintas estimaciones del Gobierno y los líderes paramilitares.

En una entrevista publicada este lunes, el líder de las AUC, Carlos Castaño, consideró «vital» la verificación que realizará la OEA: «Fortalece y reafirma el carácter irreversible del proceso, y advierte que a quien se retira, se le viene el mundo encima».

Los paramilitares se han mostrado dispuestos a concentrarse en zonas de seguridad una vez desmovilizados, a fin de que la OEA verifique el cumplimiento del alto el fuego que decretaron hace un año en el marco del proceso de paz.

Congresistas colombianos han dado la bienvenida a la misión de la OEA y se han hecho eco de la inquietud de Gaviria, quien hace una semana afirmó en Bogotá que «la verificación del cese al fuego, sin que la gente esté localizada en zonas, es una tarea casi imposible».

La misión de la OEA en Colombia fue vista con recelo por el enviado de las Naciones Unidas, James Lemoyne, lo que provocó la semana pasada un incidente que fue superado una vez que éste emitió un comunicado en el que ratificaba su respeto a Gaviria y al organismo interamericano.

No obstante, Lemoyne dejó expresadas sus reservas al advertir, en esa misma nota, que la verificación que hará la OEA puede ser positiva, siempre y cuando esté «bien definida y apoyada».

El gobierno de Uribe confía en que la presencia de la OEA contribuya a disipar las dudas sobre el proceso con los paramilitares, tanto en el país, como en la ONU, la Unión Europea (UE) y en los organismos internacionales de derechos humanos.

Las principales temores se deben a la posibilidad de que el proceso deje en la impunidad los crímenes atroces cometidos por los escuadrones de derechas, por lo que tanto en Colombia como el exterior enfrenta fuerte resistencia un proyecto de ley que impulsa el Gobierno para otorgar beneficios jurídicos a los miembros de grupos armados que se desmovilicen.

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