Ofenderse no exculpa

Ofenderse no exculpa

Ni ofenderse ante el señalamiento de un error o una acción equivocada o perversa, ni atacar cuando somos atacados, son eximentes de culpa.

El alegato de que las denuncias de pederastia por parte de sacerdotes católicos tienen por objetivo desacreditar la Iglesia, es una  pobre forma de intentar evadir la importancia del tema y la gravedad de los hechos.

La ocultación de esos pecados y crímenes por una buena parte de la alta clerecía es imperdonable, de manera especial cuando se hizo con el ánimo de engañar.

La Biblia es muy clara, ni vicios, ni adulterios, ni homosexualidades, ni sodomitas.

En Deuteronomio 23-17 se establece muy claramente: “No haya rameras entre las hijas de Israel, ni haya sodomitas entre los hijos de Israel”.

En Levítico 18-22 hay un mandato insoslayable: “No te acostarás con varón como con mujer; es abominación”.

Se condena expresamente fornicar que es: “Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio”.

En Jeremías 23-14  señala: “Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas, cometen adulterios, andan con mentiras y fortalecen las manos de los malos para que ninguno se convierta de su maldad”.

Mateo 11. 23-24  advierte: “Y tú Caparnaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida, porque si en Sodoma se hubiesen hecho los milagros  que han sido hechos en ti habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti”. 

Pablo en Corintios 5-11 recomienda: “No os juntéis con ninguno que llamándose hermano sea fornicario”.

En Corintios 6  9.10 dice: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis, ni los fornicadores, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredaran el reino de Dios”.

En Corintios 7-8 vuelve: “Digo pues a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando”.

San Pedro en la  Segunda Epístola 2.6-7: “También condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente. Pero libró al justo Lot, abrumado por la conducta pervertida de los malvados (pues este justo, que habitaba entre ellos, afligía cada día su alma justa viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos)”.

Quien tenga ojos para leer que entienda.

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