Ofensiva criminal

Ofensiva criminal

El hecho de que en la semana que termina seis policías hayan sido asesinados en Santo Domingo Oeste, es altamente preocupante y un signo de que, a contrapelo de ciertos cotejos estadísticos, la criminalidad está muy activa y tiene como blancos definidos a personas que portan armas de fuego. Hay bandas dedicadas a cometer atracos y recolectar armas, acciones en las que el ataque a muerte parece una constante monstruosa y temible. Estos acontecimientos ponen en entredicho la efectividad de las medidas dispuestas por las autoridades con el propósito de controlar los actos delictivos. De hecho, la criminalidad está desafiando abiertamente esas medidas.
Es preocupante que mantengamos el mismo patrón de conducta ante la delincuencia, que consiste en actuar sobre los hechos consumados, muchos de ellos luctuosos, en vez de aguzar los sentidos para aplicar estrategias de prevención efectivas. Un policía que regresa a su hogar en horas de la noche, después de una dura jornada de trabajo, es un blanco indefenso, una víctima potencial para las bandas delincuenciales que indudablemente andan en busca de armas para hacerse más fuertes y agresivas. El Gobierno tiene que tomar muy en serio esta escalada criminal y además de perseguir a los autores de los homicidios y desarmes recientes, debe enfatizar en una mejor y más oportuna prevención de nuevos ataques.

Una buena señal de la DGII

El cierre indiscriminado, sin mirar a quién, de negocios por violar las normas fiscales, es una buena señal de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII). En un país con un grave déficit fiscal derivado en gran medida de la evasión, la autoridad fiscal no puede andar con miramientos. Hay dos razones fundamentales que justifican la drasticidad. Una es que la evasión fiscal debilita las bases financieras de la economía, y la otra es que esa práctica sienta un patrón de inequidad con acoso frecuente hacia los buenapaga mientras los malapaga siguen en la impunidad.
Más que retórica, el país necesita que la autoridad fiscal apele a medidas tan drásticas como sea permisible para hacer valer las normas que sancionan la evasión. Esto, claro está, como complemento de un conjunto de disposiciones pendientes.

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