Los falsos liderazgos que surgen actualmente se sustentan en fortunas
Creo que un líder es un personaje (no persona) que guía a toda la humanidad o a un segmento de ella hacia las grandes transformaciones; es además un ejemplo difícilmente copiable de sacrificio, dedicación, esfuerzo, carácter, personalidad (no persona) que se define como grande o grandioso, porque hace sentir grandes a quienes le rodean o, en sentido general, “a los demás”.
Aquí algunos nombres: Mao Tse Tung, Nelson Mandela, Che Guevara, Simón Bolívar, Winston Churchill, Julio César, Napoleón Bonaparte, Margaret Thatcher, George Washington, Vladimir Lenin, Mahatma Gandhi y Alejandro el Grande, cuyas biografías convencen de que ahora son irrepetibles porque ningún ser humano conocido podría reproducir una milésima parte de lo que ellos aportaron a la humanidad, porque hoy los liderazgos son confundidos con pasajeros momentos de fama o éxito en el arte, la cultura, los deportes, la política, etcétera, que se desinflan con la misma velocidad que crecen en la prensa escrita, la radio, la televisión y las modernas redes sociales, aparte de que estos líderes nunca se ofrecieron y surgieron para enfrentar retos que nadie quería aceptar en sus respectivas épocas y escenarios históricos.
Los falsos liderazgos que surgen actualmente se sustentan en fortunas o éxitos acumulados que son fácilmente sustituidos por otros exitosos y afortunados que los superan, mientras los insustituibles o verdaderos líderes, si tuvieron fortunas y éxitos los cambiaron por algo perdurable en el tiempo que los filósofos llaman la gloria y/o la inmortalidad y eso, que para la mayoría de los dirigentes del mundo actual es pura basura romántica o idealismo trasnochado es lo que hace inevitable el ocaso o desaparición de los liderazgos.