El fenómeno que se ha repetido en Inglaterra con motivo de las elecciones es un ejemplo que está llamado a impactar en muchos países: el surgimiento de una tercera fuerza política, con figuras y propuestas frescas, realistas y sanas, para disputar el poder a los partidos tradicionales. Históricamente laboristas y conservadores fueron los amos del escenario inglés, pero entre los dos se ha colocado el liberal-demócrata impulsado por Nick Clegg.

De no ser por el clientelismo, la corrupción y cierta dosis de tradición, los partidos que hoy arrastran a la mayoría en República Dominicana, el de la Liberación Dominicana (PLD) y el Revolucionario Dominicano (PRD), pudieran estar formando parte de la historia. Carecen de propuestas creíbles y su paso por el poder los ha sumido en el descrédito. Así están esos partidos que tradicionalmente han dominado la escena política. El caso inglés recrea el fenómeno venezolano. Históricamente los adecos y el copey polarizaron y se alternaron en el poder. Pero la corrupción, el clientelismo y la falta de respuestas a las necesidades de la población creó un ambiente que propició el surgimiento de una tercera fuerza encabezada por el ex coronel paracaidista Hugo Chávez Frías.

La hegemonía de laboristas y conservadores se ha roto en Inglaterra con la irrupción de los liberales demócratas. En República Dominicana, donde existe un amplio descontento por el incremento y la falta de respuestas a problemas sociales, en que predomina la corrupción y el derroche, también está llamado a darse el fenómeno de Venezuela y el Reino Unido.

El Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), que preside el licenciado Hatuey De Camps, trabaja arduamente para convertirse en el vehículo que canalice las expectativas de la población que no han podido ser satisfechas por los dos partidos que polarizan el escenario. El PRSD tiene una propuesta para cada uno de los principales problemas nacionales e integra a figuras preocupadas por el sentir del pueblo.