A raíz de la sentencia judicial que devolvió al Estado dominicano los preciados terrenos de Bahía de las Águilas, en la fronteriza provincia Pedernales en el Sur profundo del país, el Gobierno anunció el desarrollo turístico de la zona.
De inmediato grupos ambientalistas han salido al paso, contradiciendo a las autoridades, ante posibles destrozos al entorno medioambiental, entiéndase, flora, fauna y la vida acuífera de ese promontorio natural.
La inquietud de los ambientalistas podrá ser válida, pero existe lo que se llama “Plan de Manejo” en el que se respeta la biodiversidad, y pueden cohabitar el desarrollo turístico y el cuido de los recursos naturales de tal o cual perímetro, siempre que se tomen las medidas adecuadas y se tengan las intenciones serias y responsables en ese sentido.
Tenemos estos conocimientos, sin ser ni biólogo, ambientalista ni ingeniero agrónomo, ya que laboramos por varios años en lo que fue la Dirección Nacional de Parques, antes de convertirse en el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y allí nos adentramos en la lectura de los libros y manuales elaborados por los profesionales en la materia ingenieros agrónomos Gabriel Valdez Sierra y José M. Mateo Féliz.
El anuncio del Gobierno tras recuperar los terrenos de referencia, es plausible y ojalá sea rápido, y se desarrolle allí un proyecto hotelero modelo, pero tomando en cuenta la convivencia entre los seres humanos, las aves, animales, reptiles, los marinos y floresta, existentes en Bahía de Las Águilas, ya que la implementación de estos proyectos vendrá en beneficio de esa deprimida región, de modo que podamos aprovechar con racionalidad estos recursos no renovables. En hora buena, pues.