¡Oh! Canadá

¡Oh! Canadá

No fue fortuito que la reunión simultánea del Grupo de los 8 (G-8) y el de los 20 (G-20) se celebrara, recientemente, en Canadá; nación desarrollada que en los últimos dieciséis años ha experimentado un vigoroso crecimiento económico como lo demuestran las siguientes cifras:

1. Un promedio de crecimiento, durante esos años, incluyendo el descrecimiento de la crisis actual, de 3.3% por año, el más alto de todas las economías desarrolladas.

2. Apenas tuvo tres cuatrimestres de decrecimiento en la gran recesión.

3. Desde el 1995, ha tenido excedentes presupuestarios, con excepción de pequeños déficit durante los dos últimos años, debido a la crisis. Y estos excedentes se utilizaron para reducir, a la mitad, su deuda como proporción del PIB.

4. Ha mantenido funcionando un sistema regulatorio, limitando las actividades especulativas de la banca. Por ello, la banca canadiense no tuvo las devastadoras pérdidas de las hipotecas substandard. Ningún banco canadiense ha recibido ayuda (bail-out) del gobierno, diferente a lo acontecido con las instituciones financieras norteamericanas que necesitaron, aunque fuera transitoriamente, ayuda por centenares de miles de millones de dólares.

Lo que le proporciona mayor trascendencia a estas cifras, el hecho de que Canadá, en el 1993, tenía una posición económica tan grave como la europea actualmente, producto de la irresponsabilidad fiscal de los gobiernos que se sucedieron en el período 1970 al 1993.

 ¿Qué pasó en ese período?

1. Los gastos gubernamentales subieron del 15% al 23% del PBI sin implementar, prácticamente, impuestos adicionales.

2. Se produjeron grandes déficit y la deuda, como parte del PIB, se triplicó. En el 1992, la situación era tan crítica que The Wall Street Journal, peyorativamente, denominó a Canadá como ciudadano honorario del tercer mundo.

En 1993, la crisis explota y los liberales, encabezados por Jean Chretien actuaron con el máximo rigor: sustituyen a los conservadores y ponen en ejecución un drástico plan de austeridad a corto, mediano y largo plazo con las siguientes características:

– Drástica reducción -y posterior congelamiento- de todos los gastos corrientes.

– Disminución del tamaño del gobierno de 16% a 13% del PBI y una drástica reforma del plan de pensiones.

– La  obligatoriedad  de  tener  excedentes

Presupuestarios anuales, salvo en momentos de crisis económica mundial.

– Implementación, en su totalidad, del Tratado de Libre Comercio, lo que produjo un aumento explosivo en sus exportaciones a Estados Unidos, convirtiéndose, las dos naciones, mutuamente en sus principales socios comerciales.

– Reducción paulatina anual del Impuesto Corporativo Federal, el cual llegará a apenas 16% en el 2012. Estas medidas han causado un enorme aumento tanto en las inversiones domésticas como en las extranjeras (la inversión extranjera, solo en Alberta, fue de 66,000 millones de dólares en el 2009).

– Han mantenido una economía diversificada (aviones, carros, alta tecnología, servicios, etc.); no obstante, poseer su fabulosa riqueza agrícola, mineral (fundamentalmente petróleo) y una enorme producción de energía de hidroeléctricas (Canadá tiene casi el 20% del agua dulce del mundo y solo el 0.5% de los problemas). Las reservas petroleras bituminosas actuales de Alberta (aquellas disponibles con la tecnología actual y con un precio mínimo de 60 dólares el barril) es la segunda más grande del mundo; la primera pertenece a Arabia Saudita.

En el 2006, los conservadores, con Stephan Harper como Primer Ministro, sustituyeron a los liberales después de doce años de gobierno, pero han mantenido íntegramente su política económica. Canadá, actualmente, ocupa el cuarto lugar en el mundo en el índice de desarrollo humano y el noveno en el índice de competitividad.

La extraordinaria recuperación de Canadá a través de dramáticas medidas de austeridad se ha tratado de utilizar como ejemplo para enfrentar la crisis europea. Hay, sin embargo, una diferencia notable que es esta: cuando Canadá ejecutó su plan era solo una nación dentro de una economía mundial creciendo vigorosamente; mientras que ahora son todas las naciones europeas que impondrán, al mismo tiempo, drásticos planes de austeridad en una economía mundial creciendo modestamente. Esto, sin embargo, no le resta importancia a este hecho incontrovertible: en la actualidad la economía canadiense es la mejor administrada de las economías desarrolladas.

Después de dos siglos, Canadá ya no está bajo la sombra de la economía norteamericana.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas