Fue presentado al presidente Luis Abinader un proyecto para el relanzamiento de la caficultura dominicana por el Instituto Dominicano del Café, el pasado 11 de abril, el cual, afirmaba su director, que en año y medio podríamos volver a exportar 900 mil sacos de café como sucedía en años anteriores, aparte del consumo nacional.
Creemos que es muy ambiciosa y difícil esa afirmación por el poco tiempo que prometen, y las cuantiosas inversiones que hay que hacer en el sector cafetalero.
El pasado 29 de octubre, en la celebración del Festival Nacional del Café, celebrado en la comunidad de Polo, Barahona, los productores Benjamín Toral y Yuslenis de Jesús presentaron al presidente Luis Abinader el requerimiento económico para el relanzamiento, unos RD$5,000 millones, de los cuales el Gobierno aportaría RD$2,500 millones para desembolsarse en cinco años, lo que también consideramos muy prudente desde el punto de vista del deterioro que presenta la caficultura dominicana debido a los bajos precios del pasado, las enfermedades de la roya y la broca, que prácticamente exterminaron las plantaciones.
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Sería un heroísmo con esta suma rehabilitar y renovar la caficultura nacional, alrededor de 1,700,000 tareas, no obstante, el esfuerzo que ha hecho INDOCAFE.
Anteriormente el Presidente había ordenado la condonación de la deuda que tenían los caficultores de unos 600 millones de pesos por la incapacidad económica de estos para honrarla por lo que fue un respiro agradable para los caficultores que se encontraban en una situación de quiebra.
El café debe ser de prioridad del Gobierno por los beneficios que aporta a la economía nacional, la mano de obra que genera, el estímulo para que los caficultores permanezcan en el campo, evita la erosión de los suelos, preserva las cuencas productoras de agua, evita la deforestación, y sobre todo quienes tienen café son pequeños productores de menos de 30 tareas como una especie de reforma agraria natural por lo que requieren de especial atención.
Con la puesta en manos del Presidente de este proyecto de relanzamiento de la caficultura, tenemos la esperanza pueda realizarse para bien del país y podamos afirmar con optimismo: ojalá llueva café en el campo.