Ojalá pudieran imitar a Aduanas

Ojalá pudieran imitar a Aduanas

El caso de la excelente actuación de Aduanas para desbaratar una banda que exportaba cobre “producido” mediante el robo de cables es un ejemplo de cómo la simple actuación correcta puede destruir el mito de que hay problemas imposibles de resolver. Tras años de denuncias por parte de empresas telefónicas y eléctricas, víctimas de esos flagrantes robos, la autoridad al fin hizo lo que debía.

Mediante un descenso en las instalaciones de una empresa “metalera” que exporta cobre se comprobó que ella adquiría el cobre a los veteranos ladrones, cuyo negocio era suplirles los alambres robados a telefónicas y distribuidoras eléctricas. Y ¡san se acabó! Ahora a la Justicia que funcione.

El país está lleno de situaciones parecidas, de malas actuaciones a plena luz del día sin que actúe la autoridad. Muchísimas situaciones como la del robo de alambres y otros metales poseen soluciones sencillas que sólo requieren de voluntad política y la fuerza pública para resolverse.

Una de esas situaciones imposibles que se perpetúa sin aparente solución es el robo de electricidad: desde grandes negocios y residencias de ricos mal acostumbrados a no pagar la luz hasta pobres y pobrecitos que alegan no poder pagar la corriente que roban, pero sí pagan el teléfono, las cervezas y las quinielas.

Ya que se puso el emporio eléctrico en nuevas manos, al parecer hace falta el mismo ímpetu con que actuó Aduanas, pues el robo de electricidad sigue campeando por sus fueros. A los pobrecitos no se les cobra (antes por demagogia y clientelismo; ahora ¿por qué será?). A los jorocones no se les persigue (antes por complicidad y corrupción, ¿ahora por qué será?). Los dominicanos que pagamos la luz nos encontramos cada día más castigados por tarifas exorbitantes y peor servicio.

Todos (excepto los “destetados”) aplaudimos la designación de Celso Marranzini en la CDEEE, pero ahora las semanales manifestaciones de apoyo expresadas por voceros empresariales sugieren que quizás requiere más apoyo dentro del propio gobierno, para poder actuar como hizo el director de Aduanas. 

La tragedia es que en un país donde estamos más reburujaos de lo que algunos quisiéramos, hay siempre teclas que no se tocan, callos que no se pisan, putrefacciones que el cuerpo social debe sufrir con el estoicismo de un leproso desahuciado… “Apoyar” a Celso y dejar que siga el robo de luz no tiene sentido. 

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