Ojo con esos dineros

Ojo con esos dineros

Los fondos recaudados para el sistema de seguridad social parecen ser un botín, que espera que algunos vivos metan sus manos en esos dineros fruto del ahorro de todos aquellos que cobran un sueldo.

El año pasado se dijo que había una diferencia de 40 ó 50 millones de pesos que no aparecían contabilizados o que se contabilizaron mal. Las explicaciones que se ofrecieron no fueron lo suficientemente convincentes. Una suma tan alta no se extravía en un asiento contable. De todos modos, como que se echó agua al vino para que el asunto no llegara más lejos.

Ahora quieren amnistiar o condonar dos mil millones descontados a los empleados y usados indebidamente por Ayuntamientos. Se desconoce si las oficinas del Gobierno pagan al sistema los descuentos que se hacen a los empleados.

Que no se conviertan esos fondos en parte del festival de quienes tienen el mando en sus manos.

Ahora se habla de modificar la ley de seguridad social con el fin de destinar una parte de los fondos a préstamos para la construcción de viviendas.

El monto de lo recaudado en varios años proviene de dos fuentes: el 100 por ciento de los descuentos a los empleados y no se sabe qué porcentaje de los pagos que deben hacer los empresarios.

Mientras a los empleados se les descuentan las cotizaciones, los empleadores, que actúan como agentes de retención, pueden o no enviar el dinero a la tesorería de la seguridad social.

Si el empleador no envía el dinero, o lo envía de manera caprichosa, la tesorería de la seguridad social actúa con timidez, con consideraciones que mucho tienen que ver como si se trata de empresarios del gran capital o personas que tienen 7 ó 10 empleados. Mientras más hablan con funcionarios y los sabios que manejan la seguridad social menos entiendo.

Se recaudan miles de millones y no se ofrece una atención adecuada en problemas de salud, muchos médicos niegan sus servicios bajo el argumento de que el sistema les quiere pagar sumas inadecuadas por sus atenciones profesionales a asegurados, y paro de contar.

Se asume que si a  una persona le descuentan un porcentaje de su sueldo para asegurarle atenciones médicas, las mismas deben ser ofrecidas en la medida de las necesidades del asegurado. No ha resultado así.

Por aquello de María estaba lavando y se le acabó el jabón, el sistema de seguridad social está estancado, sus servicios son indeseados y ahora cuesta más ir al médico que cuando no existía ese plan obligatorio.

Ahora que se quiere legislar para dar rienda suelta al uso de esos fondos, debía publicarse una auditoría seria, aplicada por una firma reconocida, e imparcial, para saber qué se hace con los fondos del seguro nacional de salud y las otras divisiones que tiene el sistema de seguridad social. Antes de que se haga zafra con esos fondos.

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