Juan Ubiera
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Como recordarán la semana pasada traté la primera parte de este interesante tema, que debería estar a la mano, pues resulta muy fácil la ocurrencia de estos cotidianamente.

No es raro encontrar en urgencias padres fumadores desolados, al haber sido causantes involuntarios de quemaduras por cigarrillo en cara y ojos por las chispas ocasionadas por el manoteo de su hijo en brazos. Y no nos olvidemos de las fiestas en las que es común, tanto en los días anteriores como en los posteriores, que aumenten las visitas a urgencias muchas veces siendo necesaria la hospitalización, por la gravedad de las lesiones debidas a la manipulación de fuegos de artificio, petardos, etc.

Normalmente el niño sujeta el artefacto explosivo, a la altura o por encima de su cabeza, lo que hace que las heridas más frecuentes sean en la cara y de ellas un 21 % en los ojos.

Los niños están especialmente en riesgo debido a su uso «creativo» de artículos domésticos ordinarios como las perchas, pegamento y lápices.

Prevent Blindness America ofrece los siguientes consejos para ayudar a los niños a aprender comportamientos  de seguridad ocular: Hay que enseñar a los niños a no jugar con cubiertos, cuchillos, lápices, peines o cepillos dentales. Hay que mantener los detergentes, suministros de limpieza, quitaesmaltes, enjuagues bucales y cosméticos en gabinetes bajo llave o fuera de su alcance.

Las perchas de ropa se deben guardar en el armario. Hay que guardar los clavos, pegamento, destornilladores y otras herramientas fuera del alcance de los niños.

Mantenga a los niños más pequeños alejados de las áreas donde se utilizan herramientas motorizadas.