El cuidado oftalmológico de los niños es importante porque los primeros años de la vida son fundamentales para el desarrollo de la visión. El ojo en el niño es inmaduro y está en constante crecimiento hasta los 7 u 8 años. De hecho, la agudeza visual alcanza el 100% a los 5 años de edad.
Cualquier anomalía ocular no diagnosticada precozmente, puede detener el desarrollo de la visión y dejar defectos que persistirán durante toda la vida. Los motivos más frecuentes que obligan a los niños a visitar al oftalmólogo son: Acercarse excesivamente a la televisión o al papel cuando leen o escriben, entornar los ojos cuando miran objetos lejanos, dolor de cabeza después de forzar la vista, ojos rojos de manera muy frecuente; desviación de los ojos; diferencias de visión al tapar un ojo u otro; pupila de color blanco o grisáceo (leucocoria).
En el recién nacido, la presencia de reflejo foto-motor es una evidencia de visión, la cual debe ser realizada con una linterna en una habitación poca iluminada.
A las 6 semanas de vida debemos comprobar si el niño sigue la luz en un cuarto oscuro, a esta prueba se le reconoce reflejo de seguimiento a la luz.
A los 2 meses el bebe, por el reflejo de protección deberá cerrar sus párpados ante un signo de amenaza, por ejemplo acercando la mano hacia el rostro.
A los 4 meses se completara la maduración de la macula, única sitio de la retina que se encontrara inmaduro al nacimiento y que culmina su desarrollo en esta etapa que se le denomina como periodo crítico.
Si a esta edad del niño no responde, entonces nos indicara que existe un retardo en la maduración visual o un retardo en el desarrollo psicomotor.