¡Ojos que no ven, corazones que SÍ sienten!

¡Ojos que no ven, corazones que SÍ sienten!

“¡Es momento de tener una visión clara de los ciegos!”

“¡¡¡A tu lado puede estar uno de los más de medio millón de discapacitados visuales que han recibido asistencia del Patronato Nacional de Ciegos, desde su fundación en el 1964!!! –le grita Herminio a Píndaro, quien parece estar en la luna de Belén con sus pastores sin hacerle el más mínimo caso…-.

“¡Hey, hey, hey! –exclama Herminio-… ¿No te das cuenta de aquel jovencito que está tratando de cruzar la calle y los conchos no lo dejan?”… La mirada de Herminio se clava en aquella figurita gorda y bajita y se apresura a darle una mano… Una vez han salvado los inconvenientes del caótico tránsito, una confiada voz les dice “¡Gracias por su ayuda, pero dentro de mi sentí que no estaba solo!…

Me llamo Joseíto.. ¿Y ustedes?… Acabo de salir de mis prácticas para una posible colocación de trabajo en el Patronato Nacional de Ciegos de aquí, de la capital…”.

Una voz interior de Píndaro murmura palabras inaudibles… “Esos tres mosqueteros de los años sesenta que se propusieron inventar esa institución no se imaginan cuán valiosos fueron sus esfuerzos… Los ingenieros Rafael Aguayo, Tancredo Aybar y el doctor José Negrete Tolentino se convirtieron en los 3 mosqueteros de esa época…

Fueron los Aramis, Porthos y Athos que, con sus espadas de fe en sus gestiones, legaron una organización que se ha mantenido contra viento y marea, trabajando para una población con discapacidad visual que ha sido tradicionalmente excluida por parte de la sociedad”…-le parece escuchar a Píndaro muy en sus adentros…-.

Las manos de Joseíto sudan, mientras se mantiene sosteniendo y moviendo su bastón guía blanco, como abrazándose a su seguridad… A ambos lados, Píndaro y Herminio le dan seguridad y entablan de inmediato una amena conversación…

“¡Soy uno de los 58,889 casos a los que, de una forma u otra, nos hemos beneficiado de los programas del Patronato Nacional de Ciegos! –exclama con orgullo-… Primero me atendieron en el programa de prevención de ceguera y, con ello, aproveché las consultas oftalmológicas que me ofrecieron…

Luego de que se me complicó la cosa, me propuse seguir adelante con mi vida y no ser una carga para mi familia, y apliqué para los servicios disponibles para personas que, como yo, teníamos ya discapacidad visual y, más recientemente, he sido beneficiado con las ventajas de la asistencia social que tiene en ejecución el Patronato… ¡A esa gente hay que sacarle su comida aparte! –grita eufórico Joseíto-.

Herminio, que ha venido escuchándolo atentamente mientras se esfuerza en mirarlo e intentar penetrar a través de sus lentes oscuros, no pierde el tiempo y le cuestiona: “¿Y qué te hace creer que, al final, el Patronato te permitirá ese apoyo que buscas?”… La respuesta no se hace esperar…

“¡Estoy logrando mi autonomía personal, mi integración familiar y próximamente laboral y, luego tengo la certeza de que, gracias a mi participación activa, podré conquistar mi integración a la comunidad en la que me desenvuelvo! –exclama orgulloso Joseíto, ante las expresiones de asombro y satisfacción de Píndaro y Herminio…

Mientras Herminio se da el lujazo de seguir compartiendo y aprendiendo de Joseíto, Píndaro saca de su bolsillo su celular y guglea ‘Patronato Nacional de Ciegos de la República Dominicana’… y, al ver la pantalla, olvidando que está junto a Herminio y Joseíto, exclama: “¡Ahhhhh…. Ya lo sabía… Es que una institución que lleva 55 años guayando la yuca para cumplir, responsablemente, con sus compromisos con la sociedad en que se desenvuelve y, por eso, tiene unos valores que le facilitan alcanzar sus metas, y que son increíblemente fuertes y sustentables!”…

“¿Qué dices, Píndaro?” –mete la cuchara Herminio-… “¡¡¡Liderazgo, integración, solidaridad, comunicación y justicia social son los colores de su bandera de valores!!!” –responde Píndaro, mientras agrega-… “Y eso, que para sustentar sus valiosos compromisos para este segmento de nuestra población, se manejan con un presupuesto para el que únicamente reciben del sector oficial un 45% del total necesario… ¡Lo demás, lo consiguen ‘arañando las paredes del sector privado’!”…

Joseíto y Herminio se han quedado escuchando todo lo dicho por Píndaro, y en sus expresiones faciales está marcada la satisfacción porque, en estos momentos, nuestros lectores quizás se puedan enterar que…¡es momento de tener una visión clara de los ciegos!”.

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