Ola de violencia estremece Sao Paulo

Ola de violencia estremece Sao Paulo

SAO PAULO (AP) _ La ola de ataques criminales más violenta contra la policía en la historia de Brasil ingresó el lunes al tercer día con una secuela de 52 muertos (informes de prensa dicen que las víctimas eran 72), esparciendo el nerviosismo y temor sobre la ciudad más grande de América del Sur.

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva y algunos de sus ministros, incluso el titular de Justicia Marcio Thomaz Bastos, debían discutir en la jornada el reguero de ataques en Sao Paulo, con la posibilidad de movilizar fuerzas federales hacia esa ciudad, corazón industrial y financiero de Brasil.

Las autoridades de Sao Paulo reiteraron el lunes que los ataques habían provocado la muerte de 52 personas, entre ellas 36 agentes, pero informes de la prensa local, como el diario Estado de S. Paulo y la cadena O Globo, aseguraron que las víctimas superan las 70.

La mayoría de las víctimas son agentes de la policía, muertos a balazos en distintos ataques a lo largo de la ciudad, en una ola de atentados desatada el viernes por una poderosa banda criminal conocida como Primer Comando Capital (PCC) en protesta por la transferencia de prisiones de algunos de sus líderes, de acuerdo con las autoridades.

Los ataques de los bandidos tuvieron como blanco estaciones de policía y de bomberos, servicio de omnibuses públicos, agencia bancarias y hasta individuos reconocidos como parte de la policía.

Simultáneamente estaba en curso desde el viernes una racha de rebeliones en 57 de los 144 presidios del estado. Sólo el domingo estallaron 39 motines en otras tantas prisiones en el estado, cuyo tamaño es equivalente al de Francia y su población es de cerca de 40 millones.

Informes de radio dijeron temprano el lunes que también había rebeliones carcelarias en otros dos estados, que en el estado nororiental de Bahía dos autobuses habían sido quemados y que no había víctimas.

La persistencia de los ataques en la ciudad, de casi 10 millones de habitantes, generó temores en otros centros urbanos del país.

En Río de Janeiro, donde la violencia ha adquirido características endémicas y bandas de narcotraficantes se cobijan en algunas de las más de 600 favelas de la ciudad, los 40.000 policías encargados del orden urbano estaban en estado de alerta, informaron las autoridades.

«Todos están prontos para actuar en caso de cualquier emergencia, dijo Thais Nunes, portavoz del Departamento de Seguridad del estado.

Los presos amotinados, sin embargo, no han formulado demandas, dijo Jorge de Souza, vocero de prensa de la Secretaría de Prisiones de Sao Paulo.

El director del Departamento de Investigaciones sobre Crimen Organizado, Godofredo Bittencourt, afirmó que los criminales consiguen organizar las revueltas y ataques a través del uso de teléfonos celulares que manejan dentro de las prisiones.

«El celular es más peligroso que un arma», dijo el funcionario en una entrevista difundida por el noticiero GloboNews. Corruptelas entre los guardias y la complicidad de visitantes, permiten el ingreso de celulares, tanto como armas y drogas, a las violentas y hacinadas prisiones brasileñas.

Al menos 40 autobuses han sido quemados en los ataques por lo que algunas empresas de transporte de Sao Paulo decidieron dejar sus unidades en los estacionamientos, indicó el lunes un despacho del servicio oficial de noticias Agencia Brasil. La paralización de esos buses y el temor de las empresas de transporte de colocar en servicio sus unidades y exponerlas al peligro provocó alteraciones en la ya complicada vida de Sao Paulo, con cientos de personas luchando para llegar a sus puestos de trabajo.

Agencia Brasil dijo que los puestos policiales de Sao Paulo recibieron un refuerzo policial y que fueron colocadas barricadas en algunas de ellas para evitar nuevos ataques.

La transferencia e incomunicación de cabecillas del PCC fue dispuesta por las autoridades para impedir reuniones entre presos y pandilleros que se encontraban en libertad. Había ocho cabecillas del PCC entre los 765 presos transferidos a una remota cárcel de máxima seguridad en el extremo occidente del estado de Sao Paulo. Entre los cabecillas estaba Marcos Williams Herbas Camacho, de 38 años, uno de los líderes del PCC.

El PCC fue fundado en 1993 por criminales recluidos en la Penitencieria Taubaté en Sao Paulo y permaneció como un oscuro grupo hasta febrero del 2001, cuando organizó la mayor revuelta carcelaria de la historia de Brasil. Al menos 19 reclusos murieron en las revueltas que alcanzaron una docena de prisiones por todo el estado de Sao Paulo.

La banda, de acuerdo con la policía, está involucrada en crímenes que van desde el tráfico de drogas y armas, hasta secuestros, robos bancarios y extorsión.

 

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