Oleada de legisladores y
síndicos busca reelección

<P>Oleada de legisladores y <BR>síndicos busca reelección</P>

Esta vez las elecciones son para  seis años, un pastel de período y medio que ha despertado entusiasmos. El 84% de los senadores en ejercicio buscará quedarse en sus curules el 16 de mayo próximo. El 74% de los diputados tiene la misma aspiración; y los alcaldes  que lucharán por permanecer representan el 58% de los municipios.

Nunca antes se había registrado tan alta proporción de repostulaciones en la historia electoral. Pero gran parte  de los postulados fueron elegidos “de dedo”.

Desde que se creó el fondo social o “barrilito” en agosto de 2006 hasta la fecha, cada senador ha recibido por ese concepto, en promedio, RD$26 millones 345 mil  y en su conjunto, es decir, los 32  senadores, un total de  RD$841.6 millones.

De esta manera, el “barrilito”, creado para superar la irregularidad de que cada senador detentara varias ONG para alegada asistencia social, al parecer ha devenido en el remedio que todos ven como peor que la enfermedad.

De hecho, figuras representativas de diferentes sectores sociales denuncian el  fondo social de los senadores como la expresión del desorden institucional y de la repartición del Presupuesto de la nación.

 Estos recursos son otorgados a cada senador de acuerdo a la cantidad de habitantes de sus respectivas demarcaciones.

Así, el “barrilito” va de RD$420 mil  mensuales que se asignan para la provincia de Pedernales, a los RD$900 mil mensuales que reciben los senadores del Distrito Nacional y las provincias de Santo Domingo, Santiago y San Cristóbal.

Sin embargo, los RD$900 mil consignados a las demarcaciones de mayor población pueden aumentar, ya que se conoce el caso del senador de la provincia de Santiago, Francisco Domínguez Brito, quien reveló que su límite de gastos era de RD$1 millón 59 mil.

Los senadores del Distrito Nacional, Reinaldo Pared Pérez; de las provincias de Santo Domingo, Cristina Lizardo; y de San Cristóbal, Tommy Galán,  han manejado desde la creación del fondo social o “barrilito” un monto de RD$38 millones 700 mil por ese concepto.

En el caso de los diputados, se conoce que para la atención social sólo reciben RD$50 mil  por mes, adicionales a los ingresos correspondientes a las curules que ocupan.

Privilegiados.   A juzgar por los ingresos que perciben, unos 265 mil pesos mensuales, el manejo del fondo social y otros beneficios, los senadores figuran entre los funcionarios del Estado mejor remunerados.

Por ley, a cada senador se le otorgan dos exoneraciones sin límite durante el período constitucional, para la importación de igual número de vehículos; se les emiten pasaportes diplomáticos, al igual que  a  sus cónyuges, y despachan en dos oficinas, una en la sede del Senado y otra en su demarcación respectiva.

Cada oficina  de gestión senatorial cuenta con una nónima de un mínimo de doce empleados escogidos por el senador.

Los senadores, además, tienen  derecho a porte y tenencia de armas de fuego y el Senado les paga a ellos y sus familias respectivas seguros médico y de vida con todos los servicios.

Además,  disponen de guardaespaldas.

Expresión del clientelismo político

Diferentes sectores entienden que el fondo social o “barrilito” que manejan los senadores no es más que una forma de manejar dineros del erario de manera irregular para mantener una clientela política cautiva.

Por eso se asegura que el fondo en cuestión constituye un privilegio que permite correr con ventaja a los miembros de la cámara alta que buscan reelegirse.

De hecho, de los 32 senadores, 25 activan por sus diferentes partidos con miras a reelegirse en las elecciones programadas para el 16 de mayo próximo.

Sin embargo, para la creación del fondo social se partió de la necesidad de eliminar las ONG que manejan antojadizamente los miembros del Senado antes del 16 de agosto del año 2006.

Con el nuevo formado de consignar recursos a los senadores se procura un manejo diáfano de las ayudas a personas de escasos recursos económicos con problemas de subsistencia.

Entre los aspectos que sustentan el fondo social figura la obligación de liquidar mensualmente los gastos que hacen los senadores por esta vía, es decir, sustentar con facturas las erogaciones que hacen.

No obstante, pocos creen que los senadores invierten cada centavo de manera pulcra, ya que en su mayoría se cree que el grueso del fondo es manejado antojadizamente y no siempre en atención a las necesidades de los que reclaman ayuda.

Se ha conocido que la operación del denominado “barrilito” ha llevado a alcaldes de diferentes demarcaciones a la creación de programas clientelares, a  los que también aspiran los diputados.

Publicaciones Relacionadas