“OLEANNA” Drama teatral profundo y controversial

“OLEANNA” Drama teatral profundo y controversial

El “Grupo de Teatro Orgánico” fue creado en 2005 por el actor y director Angel Haché. Lamentablemente este grupo no ha tenido una presencia continuada en la escena.

Alejado por cinco años, Haché de nuevo asume su dirección, y como siempre, apuesta a la calidad, evadiendo ese teatro insustancial, vacuo e intrascendente que solo busca la evasión, de ahí que para su regreso escogiera una obra de contenido, “Oleanna”, del dramaturgo norteamericano David Mamet, la cual se está presentando en la Sala Laura Beltrán del Colegio Babeque.

La la trama de “Oleanna” en apariencia, sencilla, simple, se podría sintetizar en el diálogo entre un profesor universitario poco ortodoxo y una de sus alumnas que le reclama, sea considerado con ella, sin duda para no bajar su índice académico. Hasta aquí las cosas, se podría decir que es un asunto baladí y común, pero el teatro de Mamet no es mera apariencia. Hay dos situaciones, posiciones antagónicas, el profesor idealista, cuestionador de la enseñanza tradicional, que busca despertar en la alumna el verdadero sentido del saber, pero ella solo siente la necesidad de terminar sus estudios para buscar la forma de salir de la pobreza.

Las intenciones de los personajes en la medida que discurre la acción, es más confusa, el diálogo en principio trivial se torna profundo, y convierte la obra en un drama existencial de consecuencias dramáticas para ambos. Mamet utiliza el sub-texto como instrumento psicológico que informa sobre el interior del personaje, agudizando una división significativa entre lo dicho y lo que se muestra en la escena; ese sub-texto el espectador deberá descifrarlo y llegar a su propia conclusión. La incomunicación, el poco entendimiento es la gran paradoja, y mientras… el timbre del teléfono, suena e interrumpe una y otra vez, se convierte en una alegoría más, parte de la acción dramática.

El profesor llama a la reflexión, a pensar por sí misma a su alumna, a todos nosotros, pero él cae en contradicciones, propias de una psiquis poco clara. Otros temas que aparecen, el supuesto o no, acoso sexual y lo “políticamente correcto” van cambiando nuestras preferencias por uno u otro protagonista.

Angel Haché es un verdadero director de actores. La puesta en escena lenta en el inicio, va “in crescendo” hasta llegar al final en un climax inesperado, efectista, bien manejado; la penumbra envuelve el ambiente confuso, y cada elemento es un símbolo plural.

Los actores se enfrentan en un duelo dialéctico formidable, donde todo es tan impredecible como posible. La actuación de Mario Nuñez nos pareció formidable, tiene dominio de la palabra y un excelente manejo de las transiciones. Jennie Guzmán, a quien no veíamos desde que tanto nos impresionara hace unos años, cuando interpretó a la “Kahlo”, definitivamente ha crecido, hay madurez en su actuación y una dosis dramática rica en matices.

Las actitudes que adoptan el uno frente al otro propician un espacio “géstico” elocuente. La co-dirección de Ruth Alfonsina, es un soporte válido, las luces manejadas por Ernesto López y la escenografía funcional, de Ángela Bernal, enriquecen la propuesta. Recomendamos esta obra para aquellos que aman el teatro en su verdadera dimensión semántica.

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