Olfato canino, el mejor estetoscopio

Olfato canino, el mejor estetoscopio

No sólo son los más fieles amigos del hombre. Ellos previenen avalanchas, detectan drogas y explosivos, ayudan a discapacitados y rescatan vidas, pero mejor aún el “canis lupus familiaris” puede detectar a través del olfato diversas enfermedades humanas e incluso su posible potencial para rastrear cáncer de próstata.

Un grupo de investigadores del Departamento de Medicina Clínica Veterinaria de la Universidad de Cambridge, entre ellos la doctora Barbara Sommerville, realizan estudios con diferentes razas caninas (labradores, retriever y pastores alemanes) para que éstos puedan percibir la diferencia entre pruebas de orina de personas con cáncer y otras de gente saludable, un revolucionario método para el conocimiento temprano de este mal.

“Esperamos tener resultados en aproximadamente seis meses”, señalaron miembros del equipo científico que previamente realizó un estudio sobre la capacidad de discriminación olfatoria de estos canes.

El inicio de esta investigación se demoró cuatro años debido a la necesidad de recolectar fondos para las labores de entrenamiento y estudio científico, según Sommerville, quien espera tener interesantes noticias este otoño.

Algunos médicos sostenían ya años atrás que el agudo sentido del olfato canino podía proveer un mejor y temprano sistema de alerta sobre la existencia de algunos tipos de cáncer de los que posibilita la ciencia moderna.

“Si hay algún cambio consistente en el olor, los perros podrían detectarlo. De eso no hay duda”, señalaba hace dos años la doctora Sommerville. Hasta entonces la detección de cáncer a la próstata era una ciencia inexacta debido a que algunos exámenes brindaban algunos falsos positivos y otros falsos negativos.

[b]“Doctor Dog”[/b]

La sorprendente sensibilidad del fiel amigo de cuatro patas ha dado mucho que hablar siempre en la literatura especializada e incluso la revista médica The Lancet reportó en 1989 el sorprendente caso de una hembra mitad border collie mitad doberman que olfateaba insistentemente una lesión en el muslo de su propietaria de 44 años.

Luego de acudir al médico para extraerse la extraña mancha, la mujer obtuvo el diagnóstico: “melanoma maligno”.

Años después, en 1997, George, un perro especializado en detección de explosivos, también era amaestrado para detectar cáncer a la piel.

En muchos medios de comunicación en Norteamérica e incluso en Europa se habla del “Doctor Dog” (Doctor Perro) o en alemán “Doktor Hund” debido a las fascinantes vías que abre para la medicina sólo un húmedo hocico que para algunos puede brindar un mejor y rápido diagnóstico en lugar de un estetoscopio.

Algunos expertos indican que el potencial de los perros es mucho mayor del hasta hoy conocido. Ellos pueden sentir cuando un diabético tiene el nivel de azúcar alto o avisan cuando va a sobrevenir un ataque de epilepsia en humanos incluso de diez a 20 minutos antes que éste suceda.

El médico dermatólogo norteamericano Armand Cognetta condujo ya en la década pasada su propio experimento para determinar si los melanomas emiten un olor propio que no puede ser percibido por humanos pero sí por perros. Para ello buscó la ayuda del entrenador Duane Pickel, quien sostiene que un perro puede ser entrenado para encontrar “todo lo que uno quiera”.

El entrenamiento fue realizado con “George”, el perro experto en explosivos, y éste acertó al hallar melanoma en uno de los diez huecos de una caja en los que se había depositado igual número de muestras de piel sana.

Posteriormente y durante un período de diez meses, un total de siete pacientes aceptaron ser olfateados por George para la búsqueda de cáncer a la piel y cuatro de ellos resultaron con sospecha de melanoma.

[b]Olfato en alerta[/b]

Según algunos estudiosos, tal vez el secreto de la sensibilidad canina para detectar enfermedades radique en el estrecho vínculo entre humanos y canes que data de milenios.

Asimismo, mientras el hocico de un perro tiene sobre 220 millones de células asociadas con el sentido del olfato, el Homo Sapiens tiene sólo cinco millones… Tal vez por ello su alta capacidad para advertir a diabéticos o epilépticos de un inminente peligro y de no tranquilizarse hasta que la amenaza desaparezca, como sostienen diversos estudios.

Lo cierto es que la mayoría de los canes permanecen alertas y no abandonan a sus amos hasta que ellos no reaccionen.

“Mi poodle sabía siempre que debía dormir al costado de mi cama pero cuando tuve en una oportunidad un caso de migraña extremo, abrí los ojos y él estaba echado a mi lado”, relató Renate Simon del Instituto de Investigación Interdisciplinaria sobre la relación entre personas y animales.

Lo cierto es que “Canis lupus familiaris” podría no sólo detectar cáncer a la próstata, sino que hay otras investigaciones en marcha en Estados Unidos para entrenar poodles en la detección de carcinoma pulmonar u otros proyectos para “rastrear” cáncer al seno.

No sólo pueden husmear en la salud de sus amos sino que pueden guiar ciegos y ayudar a discapacitados, a los que hacen la vida más fácil y feliz luego de ser especialmente entrenados por algunas organizaciones amigas del perro en Europa y América.

La medicina del “doctor perro” significa para muchos amor, fidelidad y, sobre todo, sensibilidad. Qué mejor que el más fiel amigo para consuelo del alma y ayuda para el cuerpo.

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