Olimpíadas de Río de Janeiro

Olimpíadas de Río de Janeiro

Al regresar de las olimpiadas de Río de Janeiro, dirigentes del Comité Olímpico, entrenadores, médicos, masajistas y atletas, la delegación fueron altamente elogiados por la organización, “Creando Sueños Olímpicos (CRESO)”, la cual “calificó como loable la participación de República Dominicana en los Juegos Olímpicos Río 2016, ya que fueron los cuartos juegos consecutivos en los que el país consigue al menos una medalla olímpica, ubicándose por encima de otros países del Continente con delegaciones más numerosas”.
En un comunicado difundido en la prensa local, “CRESO resalta que República Dominicana quedó por encima de países como Chile, Ecuador y Guatemala, los cuales habían sido superiores al nuestro en los pasados juegos Panamericanos de Toronto 2015; pero en esta ocasión quedamos en la tabla de medallas en el puesto 78, empatado con once países”.
Esta organización sin fines de lucro que invierte en los deportistas de alto rendimiento, destacó también que uno de los logros más grandes de la delegación dominicana en Río 2016, fue la clasificación para deportes que nunca antes se había competido, como tenis masculino, ecuestre, judo y ciclismo. Lo que oculta es que en estos deportes fuimos muy pronto descalificados.
Ahora destacaremos nosotros lo contrario y que conste que no queremos denostar la medalla de bronce alcanzada por el atleta Luis Pié, para que no se nos quiera endilgar que lo hacemos por el apellido de dominicano hijo de haitianos. Ese expediente se lo dejamos al presidente de la Junta Central Electoral (JCE), el nefasto doctor Roberto Rosario, un ario de un pueblo del Sur denominado Cocinera.
Señalaremos que países más pequeños que el nuestro pertenecientes a la Unión Europea, pero con un alto grado de desarrollo como: Países Bajos (Holanda), Confederación Helvética (Suiza), Dinamarca, Eslovenia y Lituania, obtuvieron un sinnúmero de medallas, clasificando en el orden citado a nivel mundial: 11, 24, 28, 45 y 64.
Pero más sorprendente lo constituye el hecho de que países del continente americano muy pequeños comparados con la República hayan obtenido altas posiciones, tales son los casos de Jamaica (16), Bahamas 51 y Puerto Rico (54).
Si lo anterior constituye una sorpresa, los siguientes países llenaron al mundo de asombro, por lo exiguo de sus territorios, algunos menores que cualquier provincia de nuestro territorio nacional. Veamos: Bahréin (48); China Taipéi (50), IOA (51), Fiji (54), Singapur (54) e Israel (77).
Ahora viene lo insólito. Un país en el centro de África, casi dos veces menor que el nuestro y de los que todavía no pueden ser clasificados dentro del Tercer Mundo, obtuvo una medalla de plata y quedó en el puesto 69. ¡Salve Burundi!
Podría entonces, tanto el Comité Olímpico, como las diferentes federaciones y el mismo CRESO, vanagloriarse de la posición 78 obtenida, para lo cual se gastaron casi treinta millones de pesos, para una delegación compuesta por veintinueve atletas y una treintena de miembros del Comité Olímpico y el cuerpo técnico. Para no echar más pastas de jabón al salcocho, no dividiremos entre lo gastado y lo obtenido, ya que llegaremos a la conclusión, de que esta es la medalla de bronce, posiblemente más cara obtenida por país alguno. Ya no se asiste como antes a los juegos con espíritu deportista, ahora se va a ganar y si los atletas que asisten tienen récords muy inferiores con los que van a competir, mejor dejar a ese competidor en su casa y economizar esas divisas.
Para que no quepa la menor duda, volvemos a repetir: Ya no se asiste a juegos internacionales por el mero hecho de competir, se va a ganar. Por eso en casa, se compite y se incentivan los mejores como lo hace la CRESO, para después tirarlos al ruedo internacional. Esa debe ser la consigna.

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