Apesar de que en febrero pasado el presidente Danilo Medina declaró de alta prioridad para el Gobierno la reubicación de los asentamientos humanos de La Barquita de los Mina y Sabana Perdida, toda la atención se concentra en La Barquita de Los Mina.

Al otro lado sigue la cara oculta de la pobreza y el hacinamiento que no se ven desde lo alto del puente que cruza sobre el río Ozama. Del lado de Santo Domingo Norte no se ha hecho absolutamente nada, ni siquiera el amago para un censo, pese a que quienes habitan esta zona se encuentran en situaciones de extrema precariedad. Aura Encarnación, quien lleva 20 años viviendo debajo del puente, en La Barquita de Sabana Perdida (Santo Domingo Norte) lamenta que nunca las autoridades bajan a ese lugar, mientras solo se mencionan a quienes habitan al otro lado del río (La Barquita de Los Mina).

En fogón con leña.  Ana María de Jesús Belén, con siete meses de embarazo y  dos hijos esperando por su comida cerca del mediodía, muestra preocupación porque para las autoridades al parecer  solo existe La Barquita de Los Mina, cuando ellos están en peores condiciones.  Tanto así que hervía algunos víveres en un fogón para dar de comer a sus hijos, quienes previamente cargaron la leña de unos matorrales cerca del Ozama.