“Omar y los demás” excelente puesta en escena

“Omar y los demás” excelente puesta en escena

La obra cumbre de Franklyn Domínguez. Se presentó en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional, a cargo de la Compañía Nacional de Teatro, dirigida por Fausto Rojas

Después de un año sin disfrutar de una obra teatral, por motivo de la pandemia del covid 19, que ha cambiado vida y costumbres en todo el planeta, asistimos a la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional, a ver la puesta en escena de la obra de Franklyn Domínguez “Omar y los Demás”, a cargo de la Compañía Nacional de Teatro, dirigida por Fausto Rojas.

“Omar y los Demás”, es una obra brillantemente escrita, profunda y cercana al expresionismo, en la que su autor recrea el personaje “Omar” atrapado en su propio ser, figura mítica, una especie de Prometeo de la mitología griega, ambos buscan la felicidad del hombre.

El drama está estructurado en tres espacios, la realidad interior, el histórico y el mítico. La necesidad de ser útil y el no haberlo logrado crea en Omar angustia, piensa que el hombre debe trascender y evoca a grandes filósofos, personajes de la historia, de la ciencia; la realidad e irrealidad se funden y se lamenta porque el tiempo pasa y la llegada de la vejez lo sorprende con su “Diario” en blanco, señal de no haber logrado nada en su vida a favor de los demás, no obstante haberlo intentado. El Diario simboliza la vacuidad de la vida de Omar.

Franklyn Domínguez, con un lenguaje poético, exterioriza la lucha interior de Omar y los diferentes aspectos de su psiquis, a través de otros personajes antagónicos: Mirna, es la luz, representa el ideal, el hacer más que soñar en bien a la humanidad. Mónica, encarna la soledad, el desengaño, defraudada con la humanidad, aconseja a Omar que muera.

Otro personaje es Nadina, la compañera inseparable de Omar que tejiendo siempre, pacientemente escucha sus interminables lamentos, el tejer es un elemento semiótico…continuidad, trascender. ¿Qué teje Nadina?

La puesta en escena dirigida por Fausto Rojas es original, creativa, proyecta la complejidad y los múltiples recursos dramáticos que ofrece la obra. Definitivamente ha sabido extraer la esencia de la teatralidad del texto.

El escenario convertido en un lago o un mar -algo verdaderamente sorprendente- es un elemento adecuado en su simbolismo, el agua es fuente de vida y muerte, de purificación.

Otros elementos, espejos, sonidos, luces y el bote, se complementan, y la niebla, la humareda lo cubre todo, produciendo el caos escénico, paralelo al caos de la mente de Omar, y mientras… en lontananza, se escucha el sonido de un piano, la música contribuye a enfatizar las acciones y emociones de cada momento, oportuna y eficiente participación del pianista Vadir González.

La figura protagónica -motivo y fin- es Omar; Orestes Amador apoderado del personaje, logra transmitir en una actuación orgánica, la crisis existencial que lo agobia, y con voz rica en matices expresa la angustia, las ansias de realización de este personaje atormentado; su histrionismo se decanta en la expresividad gestual y corporal, sin duda esta ha sido la mejor actuación que hayamos visto de Orestes Amador.

La paciente “Nadina”, en su eterno tejer, es un figura tierna, dispuesta siempre a escuchar a Omar, la actuación verosímil de Maggy Liranzo, transmite la esencia del personaje.

Los personajes de Mirna y Mónica son interpretados por dos jóvenes actrices, Pachy Méndez –Mirna- y Cristela Gómez –Mónica- cada una logra transmitir la esencia de su personaje, la una es luz, la otra sombra, ambas brillan.

Desde su bote dos pescadores, en su recordar permanente, -voz de la conciencia de Omar- ponen una nota hilarante a la trama, sus intérpretes Canek Denis y Miguel Bucarelli, logran su cometido.

Por las tranquilas y a veces turbulentas aguas, se desliza un coche, su cochero es la parca, en busca de su próxima víctima que no es otro que Omar.

Canek Denis en este segundo personaje hace galas de un gran histrionismo; el cochero finalmente logra su objetivo…
Ya próximo a la despedida, se produce una escena pletórica de simbolismo, es aquella en la que Omar posee a Nadina.

La llegada del sacerdote, preludio del final, encuentra al principio el rechazo de Omar, quien no se arrepiente de sus pecados, y dice: “No solo necesitamos a Dios para morir, lo necesitamos principalmente para vivir”. Miguel Bucarelli, con este personaje muestra su gran potencial dramático.

Llega el climax, Omar muere, pero hay una luz de optimismo, el sueño de Omar se verá realizado a través del fruto engendrado en Nadina, aquel que algún día escribirá las páginas de su diario, con el que logrará trascender.

El público, en un acto reflejo, de pone de pie y aplaude calurosamente.

Felicitaciones a la Compañía Nacional de Teatro y nuestro reconocimiento a Franklyn Domínguez, nuestro más prolífico dramaturgo, por su gran legado.

Al final, el público, con distanciamiento físico, se puso de pie para reconocer al autor de la obra y a la Compañía de Teatro.

Zoom

Montaje

“Omar y los demás”
La concepción de la puesta en escena del director, y la escenografía de Fidel López, conforman una unidad homogénea, y las luces precisas, oportunas, dan un toque de magia, recrean la atmósfera. Excelente trabajo de Bienvenido Miranda.

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