Aproximadamente cuatro de cada cinco personas con hipertensión en todo el mundo no reciben el tratamiento adecuado contra esta condición cardiovascular que causa alrededor de 20 millones de muertes cada año, advierte el primer informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre su impacto global.
El informe titulado «La carrera contra un asesino silencioso» será presentado en la sesión anual de la Asamblea General de la ONU como parte de la estrategia para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre la prevención y control de enfermedades no transmisibles.
«Lo llamamos el asesino silencioso porque muchas personas no son necesariamente conscientes de que tienen hipertensión y en realidad dependen de que los gobiernos, los políticos y los sistemas sanitarios puedan diagnosticarlo», subrayó al presentar el informe la directora del departamento de Enfermedades No Transmisibles de la OMS, Bente Mikkelsen.
De acuerdo con los datos del informe, el número de personas que viven con hipertensión a nivel mundial se duplicó entre 1990 y 2019 pasando de 650 millones a 1.300 millones, pero solo la mitad sabe que padece esta condición.
UN FACTOR DE RIESGO PARA LOS MÁS POBRES
Según el informe, la hipertensión -entendida como la presión arterial igual o superior a 140/90 mmHg- afecta a uno de cada tres adultos en todo el mundo, con una mayor presencia en los países de ingresos bajos y medios, donde residen alrededor del 78 % de los adultos con esta enfermedad.
La OMS alertó además de que, entre 1990 y 2019, la prevalencia estimada de hipertensión estandarizada por edad disminuyó en los países de ingresos altos, mientras que aumentó en las regiones más pobladas de la OMS como Asia Oriental y Oceanía (del 24 % al 28 %) y el sureste asiático (del 29 % al 32 %).
Mikkelsen explicó que este incremento en las zonas más pobladas del planeta se debe al aumento generalizado del número de adultos y de los cambios en su estructura de edad, con los grupos de edad adulta representando una proporción cada vez mayor de la población total.
La cobertura del tratamiento también es desigual por zonas en función del nivel de ingresos, pues solo el 26 % de los adultos con hipertensión de países con ingresos bajos o medios recibe tratamiento frente al 58 % en los países de ingresos altos.
«A menos que los medicamentos sean gratuitos, los pacientes más pobres y vulnerables pueden verse obligados a elegir entre alimentos y medicamentos», aseguró el presidente y director ejecutivo de la organización centrada en la prevención de enfermedades cardiovasculares «Resolve to Save Lives», Tom Frieden.
Ante esta situación, la OMS insiste en que se puede lograr una gestión eficaz de la hipertensión en los países de todos los niveles de ingresos mediante la inclusión de medicamentos genéricos «seguros, ampliamente disponibles y de bajo coste» en los sistemas sanitarios de atención primaria.
TRATAMIENTO Y ESTILO DE VIDA, ALIADOS
En su informe, la OMS recuerda que la prevención, la detección temprana y el tratamiento de la hipertensión deben ser «más priorizados» por los países como parte de su paquete nacional de prestaciones de salud ofrecido a nivel de atención primaria.
«El fortalecimiento del control de la hipertensión debe ser parte del camino de cada país hacia la cobertura universal de salud, basada en sistemas de salud que funcionen bien y sean equitativos y resilientes sobre la base de la atención primaria de la salud», dijo en este sentido el director general de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Así, las conclusiones muestran que un aumento en el número de pacientes tratados eficazmente por hipertensión podría prevenir hasta 76 millones de muertes, 120 millones de accidentes cerebrovasculares, 79 millones de ataques cardíacos y 17 millones de casos de insuficiencia cardíaca desde ahora hasta 2050.
No obstante, aunque el tratamiento farmacológico es la mejor herramienta contra la hipertensión, el informe de la OMS también destaca que los cambios hacia un estilo de vida más saludable pueden ser considerados como «terapia adyuvante» a los medicamentos antihipertensivos.
En este sentido, el documento incluye una serie de recomendaciones que pueden ayudar a controlar la presión arterial como llevar una dieta baja en sodio y con alimentos ricos en potasio, dejar de fumar, limitar el consumo de alcohol o practicar actividad física con frecuencia.
Sin embargo, la agencia sanitaria de la ONU advierte que el impacto del estilo de vida es «modesto» como demuestran los ensayos basados en la atención primaria, por lo que casi todas las personas diagnosticadas con hipertensión tendrán que tomar medicamentos para mantener su presión arterial controlada mientras mantienen a su vez hábitos saludables.
Seguir leyendo:
Bacteria intestinal que contiene ácido sulfúrico nos protege contra la salmonella
Cálculos en la vesícula: ¿Por qué aparecen y cómo se detecta un ataque?