ONU afirma desastres agudizan pobreza AL

ONU afirma desastres agudizan pobreza AL

LA HABANA (AP).– Huracanes, terremotos, inundaciones y toda suerte de desastres son cada vez más costosos para los países pobres de América Latina e inciden negativamente en el desarrollo alcanzado durante los años recientes, dijeron con preocupación funcionarios de Naciones Unidas.

Reunidos en Cuba para el VII Congreso Internacional sobre Desastres, oficiales de varias de las agencias de ONU compartieron mediante ponencias sus planes para emergencia con unos 500 delegados de 27 países.

Según los panelistas, 184 personas mueren diariamente en promedio como consecuencia de una catástrofe en el mundo.  Entre 1970 y 1999 se produjeron en el continente americano unos 900 desastres con un costo anual promedio de entre 700 y 3.000 millones anuales promedio.

En lo que va de la presente décadas las cosas empeoraron para el área y el mundo; si se tiene en cuenta que el 2005 fue considerado el «más catastrófico’’ entre otros por el paso del huracán Katrina, inundaciones, deslaves y sequías.

En el caso de Cuba entre 1994 y 2004, se produjeron pérdidas por ciclones de 4.500 millones de dólares. En 2005 afectaron a esta nación caribeña cinco tormentas, entre ellas «Dennis’’ —con 16 muertos en la isla— y «Wilma’’ dejaron daños por 1.400 y 700 millones de dólares respectivamente, suma extraordinaria elevada para un Estado pequeño.  Cientos de miles de personas murieron y millones quedaron sin vivienda, enumeraron los ponentes.

Pero más allá de las cifras, los expertos expresaron su preocupación por el impacto de los desastres en los sectores de menores recursos de América Latina.

«La población pobre es la más vulnerable’’, explico la peruana Linda Zilbert, miembro de Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para quien la capacidad de respuesta y recuperación de los ricos y las naciones desarrolladas hace la diferencia.

Explicó que mientras los Estados o personas con recursos financieros sobrellevan el desastre; los menos favorecidos se convierten en más pobres e incrementan su vulnerabilidad en una suerte de círculo vicioso.

«Si ocurre un desastre es por que hay riesgo y si estos existen es porque los hemos ido construyendo’’, lamentó Zilbert, Dijo que el «modelo de desarrollo’’ en América Latina en los últimos años contribuyó con la falta de planificación y a la exclusión.

El dinero que no se usó para prevenir se deberá poner para mitigar el daño distrayéndolo de la salud o la educación, manifestó.

«Lleva a la larga que ese sector sea cada vez más débil o se retrasa’’, señaló.

Otros funcionarios de varias agencias del sistema de Naciones Unidas como el representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Piero Terranera, coincidieron en las dificultades para conseguir financiamiento de países donantes no ya para responder a las emergencias —visibles gracias a los medios de comunicación— sino para la prevención de los desastres. 

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