Naciones Unidas, (EFE).- Los miembros de las Naciones Unidas se enfrentan este año a una tarea más difícil e importante que la propia reforma de la organización: la elección del secretario general que sustituirá a Kofi Annan el próximo 1 de enero.
Pese a que quedan diez meses por delante, Estados Unidos -que ostenta la presidencia de turno del Consejo de Seguridad- ya ha empezado a realizar consultas para que la elección del jefe de la diplomacia mundial para los próximos cinco años quede zanjado antes del verano boreal. La búsqueda de un secretario general posiblemente es la decisión más importante que los países deberán tomar durante este año, dijo el embajador de EEUU ante la ONU, John Bolton, quien pretende que la elección se haga como muy tarde en junio.
Según la Carta del organismo, el secretario general debe ser nombrado por los 15 países del Consejo -cinco permanentes con derecho a veto y 10 rotatorios- y ratificado por los 191 países de la Asamblea General.
En la práctica, esto se traduce en que los cinco miembros permanentes -EEUU, Reino Unido, Francia, China y Rusia-, que disfrutan del poder de veto, son quienes tienen la clave de quién ocupará el más alto cargo de la diplomacia mundial.
EEUU ya ha anticipado que quiere una persona cualificada, sin importar la procedencia ni el género, y que no reconoce la rotación geográfica que se viene aplicando desde hace décadas.
Según esta norma no escrita le tocaría el turno a un asiático, pero EEUU sugirió la idea de que pueda ser también un candidato de la Europa Oriental, que nunca ha tenido un secretario general.
Sus argumentos se basan en que, de los cinco grupos regionales de la ONU, Europa occidental ha tenido tres secretarios generales, Latinoamérica uno, Asia también uno, Africa dos, pero no ha habido ninguno de Europa oriental.
Si hay rotación geográfica, y si se quiere tomar una decisión justa, antes de que un grupo vaya hacia el segundo (en referencia a Asia), el otro grupo debería alcanzar el primero (en referencia a Europa del Este), declaró.
China y Rusia propugnan que se mantenga la tradición y han expresado su preferencia de que el nuevo secretario general sea un asiático, pues la última vez que ostentó el cargo alguien de esa región fue hace 34 años, el birmano U Than (1961-1971).
Creemos que con una población de 2.000 millones de personas, definitivamente Asia puede proporcionar un candidato que sea el mejor cualificado, dijo el embajador chino, Wang Guangya.
El embajador ruso, Andrey Denisov, manifestó que Moscú favorece a un asiático, pero no rechaza otras opciones.
No rechazamos a los países de Europa del Este, pero no hemos escuchado por el momento ninguna propuesta práctica, declaró.
En cambio, Reino Unido comparte la visión de EEUU de buscar la persona más apta para el puesto, sin importar de donde proceda, mientras que Francia, a través de su embajador Jean Marc de la Sabliere, afirmó que los asiáticos tienen prioridad, pero ello no significa exclusividad.
De momento, los tres candidatos que han hecho público sus aspiraciones son el viceprimer ministro de Tailandia, Surakiart Sathirathai; el ex subsecretario de Asuntos de Desarme de la ONU, el ceilandés Jayantha Dhanapala, y recientemente el ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Ban Ki Moon.
Se espera que surjan más nombres, entre ellos también de mujeres, por lo que empiezan a sonar como posibles candidatas la presidenta de Sri Lanka, Chandrika Kumaratunga, y la presidenta de Letonia, Vaira Vike-Freiberga.
Otros posibles contendientes son el ex presidente de Polonia Alexander Kwasniewski, el ministro de Exteriores de Timor Oriental y premio Nobel de la Paz, José Ramos Horta, y el ex ministro de finanzas de Turquía y actual administrador del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), Kemal Dervis.
También cobran fuerza como favoritos el príncipe de Jordania, Zeid Al-Hussein, actual embajador de su país ante la ONU, y el sueco Jan Eliasson, presidente de la Asamblea General, pese a que su portavoz, Pragati Pacale, negó que esté considerando su candidatura.