¿Por qué por 20 años si acaba de cumplir 70?. Porque desde 1995, al cumplir 50 años se planteó la pertinencia de introducirle cambios a una organización que fue fundada por 51 estados en 1945 y ahora cuenta con 193 naciones y un inventario desafiante de problemas que enfrentar. Francisco denunció que la Organización ha sido utilizada para encubrir la ilegalidad de guerras “con intenciones espurias”. Hay quienes no han tenido al más mínimo pudor en recurrir a la mentira, en la misma ONU, para justificar guerra y cuando la comunidad internacional no se ha dejado engañar dejaron a la ONU.
No pocos aspectos requieren revisión incluyendo sus “fuerzas de paz”, pero el problema fundamental se centra en la membresía del Consejo de Seguridad su interrelación con la Asamblea General y el irritante poder de veto. Al crearse la Organización el Consejo tenía nueve miembros, cinco grandes potencias en condición de Permanentes y cuatro rotatorios por dos años por representación geográfica. Con el crecimiento de miembros, después de 20 años, llegó a 15 con los mismos 5 y 10 rotatorios; se sacó a Taiwán y entró China. En 1995, al cumplir 50 años, se hizo un llamado a nueva reforma, todo el mundo ha estado conforme pero no de acuerdo en el “cómo” y “qué”. Incluso, se señala que la han dirigido nueve hombres y ninguna mujer y que es hora se elija una.
La integración del Consejo es crucial, debe reconocer la nueva realidad geopolítica de poder; se habla de llevarlo a 19, 21, 25 y hasta 31. Aumentando la membresía permanente. El G-4, -Alemania, Brasil, India y Japón- propone su inclusión atendiendo a su poder político y económico. El grupo “Unidos por el Consenso” – Argentina, Corea del Sur, Italia, México y Pakistán – también se auto proponen y en ello tiene mucho que ver históricas contradicciones regionales. La Unión Africana pide dos miembros permanentes y cinco rotatorios –África tiene el 30% de los miembros y ocupa el 60% de la agenda del Consejo-. Árabes piden un puesto para los musulmanes; otro reclaman los estados insulares y uno más para pequeños estados, que son mayoría. Un grupo de 14 expertos y los No Alineados tienen, respectivamente, la suya.
Puede ser lógico que naciones de más incidencia global tengan puesto permanente en el principal y decisorio órgano pero el problema central es el poder de veto. ¿Los nuevos miembros permanentes no tendrían ese derecho?. Lo justo es eliminarlo pero lo tienen que aprobar los privilegiados que lo tienen. EE.UU. y Rusia, y quizás China, lo rechazarían. EE.UU. se queja que Rusia ha vetado resoluciones referidas a Siria pero ellos han vetado las referidas a Israel. Transitoriamente se podría recurrir a un “veto ponderado” en el que solo una mayoría de los que tengan el poder de veto rechace una Resolución, en lo que se llega a un consenso para eliminarlo.
La ONU será eficiente, comoquiera que esté, cuando todos, absolutamente todos, la respeten.