El 19 de mayo último, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votó una resolución que fue aprobada por 14 votos con la abstención de Estados Unidos, en la que condena al Estado de Israel por los reiterados hechos de masacre (genocidio), que viene perpetrando contra el indefenso pueblo palestino acorralado en Cisjordania y la Franja de Gaza por el Ejército (Tzhal) del Estado hebreo.
El no rechazo por Estados Unidos a esta condena, que entiendo es la primera vez que procede de este modo, es una censura tácita a los desmanes de lesa humanidad que propicia el genocida primer ministro israelí Ariel Sharón, y que tiene de básico el objetivo perverso de deshabitar a Palestina de Palestinos para anexionarse Cisjordania y la Franja de Gaza en lo que el gobernante partido Likud, en el poder, interpreta como El Gran Israel.
El Tzhal demuele sistemáticamente centenares de viviendas en los territorios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que fue conformada en los acuerdos de Oslo de 1993 como futuro asiento del Estado Palestino, y que el presidente George Bush Jr. ha prometido fundar para 2005, es decir, el año próximo, mientras su Hoja de Ruta, estrategia para ese fin, permanece yerta.
Sólo el 14 y 15 de mayo últimos, 150 casas fueron destruidas por las palas mecánicas y los bulldozers en Rafa por los zapadores del Ejército israelí, provocando el desamparo en la intemperie de 1,200 palestinos, obligados a refugiarse en colegios de la ONU y mazauitas que se encuentran hacinadas de palestinos ateridos de pánico.
A diario, los calles noticiosos informa de por lo menos una decena de palestinos asesinados a mansalva por el Ejército judío, todo parte del plan macabro de por la metralla, demolición y terror, despoblar Palestina de palestinos.
El Estado judío propina la idéntica receta a los palestinos que les fue aplicada por diferentes naciones durante la diáspora que se inició con la segunda destrucción del templo por las legiones de Tito en el año 70 E.C.
Por los programas de los zares Nicolás I y II de «Todas las Rusias; por la expulsión de España y Portugal en 1492; por la prohibición de todos los países europeos de no admitir a judíos en sus universidades y finalmente por la Solución Final perversa concebida por la mente diabólica de Henrich Himmler en la tétrica conferencia de Wansee, la Solución Final, en 1941, para exterminar todo vestigio hebreo en Europa, con el tácito consentimiento del orate más trágico de la historia, Adolfo Hittler. El Holocausto perpetuado en Yad Vashen, el nausaebundo Soah donde perecieron seis millones de judíos, homosexuales, gitanos, Testigos de Jehová, discapacitados.
El Likid enhebra una concepción errada en cuanto a la solución definitiva de la paz en Palestina, ya expuestos es decir, el recurso de la guerra y el terror, que resultará fallido, y eso lo veremos pronto, cuando el Likud sea depuesto del poder y lo propio el presidente Bush jr. el dos de noviembre próximo en que percibirá una zurra electoral colosal que le propinará el candidato demócrata John Kerry que se alzará con el 53% de los votos contra un 42% del intento reeleccionista de Bush jr.
Para dar paso al Partido Laborista, que es el único que concibe trocar tierras por paz definitiva, honorable, equitativa, de coexistir pacíficamente con los palestinos para forjar un Oriente Próximo vigoroso, ejemplo de convivencia con progreso, intercambio de tecnología para la paz, trocar las azadas y los tractores por los fusiles y los tanque de guerra.
No existe otra forma ni método capaz de sellar la paz en la región convulsa del Cercano Oriente. No la habrá nunca mientras no se funde el Estado Palestino.