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NUEVA YORK (AFP).- Aunque en algunas partes del mundo se han experimentado mejoras sin precedentes, la pobreza sigue enquistada en gran parte del mundo y las desigualdades económicas han aumentado en los últimos 10 años, constata la ONU en su «Informe sobre la situación social 2005».
El informe difundido este jueves en Nueva York se centra en el abismo que separa a la economía formal de la subterránea -un problema que afecta especialmente a Latinoamérica- y a los trabajadores especializados de los no cualificados, así como las desigualdades en sanidad y educación.
«El informe puede ayudar a construir un mundo más seguro y próspero en el que la gente esté en mejor disposición de disfrutar sus derechos y libertades fundamentales», dijo el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El documento constata que las políticas económicas destinadas a potenciar el crecimiento económico se han revelado insuficientes para interrumpir la transmisión de la pobreza entre generaciones y pueden conducir a un aumento de la concentración de la riqueza en manos de unos pocos.
«De hecho, pese al crecimiento económico considerable en muchas regiones, el mundo es más desigual que hace 10 años», constatan los autores del texto.
«No seremos capaces de adelantar en la agenda del desarrollo sin atender el desafío de la desigualdad entre países», dijo José Antonio Ocampo, subsecretario general para Asuntos Económicos y Sociales.
Ocampo también constató que «el momento del informe no pudo ser mejor. Con 2015 como fecha límite para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, es el momento adecuado para incorporar el objetivo de reducir la desigualdad».
El documento constata que las desigualdades entre y dentro de los países ha acompañado a la globalización, si bien los autores admiten implícitamente que aún no está claro que ambos factores estén correlacionados cuando afirman que sigue habiendo debate al respecto.
El desempleo sigue siendo alto, particularmente entre los jóvenes, que tienen el doble o el triple de posibilidades de sufrirlo (47% de los 186 millones de desocupados en el mundo son jóvenes).
Millones de personas trabajan pero siguen siendo pobres, con un cuarto del total mundial de trabajadores incapaces de superar para ellos y sus familias la barrera del dólar diario.
Los autores destacan asimismo que los cambios en el mercado del trabajo han disparado la economía subterránea con el consiguiente deterioro de los salarios, las prestaciones sociales y las condiciones de trabajo, en particular en los países en desarrollo.
En muchos sitios las diferencias salariales entre trabajadores cualificados y no cualificados se han agudizado. China e India han visto un considerable aumento de los ingresos pero las diferencias entre estas categorías siguen siendo grandes, un fenómeno que han experimentado también países desarrollados como Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña.
«La violencia está a menudo enraizada en la desigualdad. Es peligroso para la seguridad y la paz nacional e internacional permitir que aumente la desigualdad», sostiene el documento.
El informe elabora una serie de propuestas entre las que destaca fortalecer el estado de derecho y la democracia con miras a integrar a los grupos marginados.
Asimimo, sostiene que hay que mejorar las condiciones del sector informal de la economía y potenciar sus vínculos con el formal.
«Las oportunidades de un empleo decente y productivo deben ser extendidas, siendo los jóvenes el centro de las políticas y programas de empleo».
«A menos que se preste atención» a todas estas cuestiones, sostienen, «la desigualdad se perpetuará y se dará al traste con los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio».
