La relatora especial de Naciones Unidas Maud de Boer-Buquicchio comenzó el lunes una visita de ocho días a República Dominicana para indagar sobre la trata y explotación sexual de menores en zonas turísticas, el matrimonio de adolescentes y el trabajo infantil.
Boer-Buquicchio también tiene previsto entrevistarse con menores de edad apátridas, en su mayoría descendientes de inmigrantes del vecino Haití a quienes el gobierno les niega la nacionalidad debido al estatus migratorio irregular de sus padres.
Según estimaciones de Naciones Unidas, República Dominicana ocupa el séptimo lugar a nivel mundial en cantidad de personas apátridas.
La relatora de Naciones Unidas también visitará algunas de las zonas turísticas más afectadas por la prostitución como Boca Chica, donde hay una amplia presencia de turistas italianos, y Sosúa, donde se concentra la mayor comunidad de inmigrantes alemanes.
De acuerdo con un estudio de la organización Tú Mujer y el Fondo de las Naciones Unidas para la Población difundido en 2013, República Dominicana ocupaba en ese momento el cuarto lugar a nivel mundial como país de origen de mujeres prostituidas en otras naciones, muchas de ellas adolescentes.
Además del tráfico de mujeres hacia otros países, turistas europeos, canadienses y estadounidenses llegan a las paradisiacas playas dominicanas en busca de prostitución.
Al menos una docena de hombres extranjeros, entre ellos cuatro canadienses, han sido detenidos en territorio dominicano en la última década acusados de abuso sexual de menores.
Las leyes dominicanas no prohíben que una persona adulta se prostituya pero sí penalizan la explotación sexual sin importar la edad de la víctima.
El Departamento de Estado estadounidense ha insistido en sus reportes anuales que la trata y el turismo sexual infantil son un problema en República Dominicana, que cada año recibe a unos cinco millones de viajeros.