Naciones Unidas.- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reclamó hoy a la comunidad internacional un nuevo compromiso para eliminar las armas de destrucción masiva ante el creciente riesgo de que acaben en manos de grupos terroristas.
“Los avances tecnológicos han hecho los medios de producción y de transporte de materiales químicos, biológicos, radiológicos y nucleares más baratos, sencillos y accesibles”, recordó Ban en un debate en el Consejo de Seguridad sobre este asunto.“Despiadados actores no estatales que atacan a civiles están activamente buscando armas químicas, biológicas y nucleares”, añadió.
Según la Interpol, la posibilidad de que este tipo de armamento sea utilizado por terroristas o criminales se ha convertido “en uno de los desafíos más significativos” en materia de seguridad, según dijo hoy su representante ante la ONU, Emmanuel Roux.
Roux recordó que organizaciones como Al Qaeda han anunciado expresamente su intención de hacerse con armas de destrucción masiva, algo confirmado por varios intentos de lograrlo.
En ese sentido, puso como ejemplos la vigilancia hecha por miembros del Estado Islámico (EI) a un científico nuclear en Bélgica antes de los ataques de este año en Bruselas o la incautación de un computador al grupo con información sobre cómo desarrollar armas biológicas.
Fenómenos como el movimiento de terroristas y combatientes extranjeros a través de las fronteras y los avances tecnológicos aumentan el peligro de que finalmente algún grupo terrorista o criminal consiga ese tipo de armamento, según el representante de Interpol.
Sin embargo, en un momento con “mayores peligros que nunca, la agenda de desarme se ha parado en varias áreas”, advirtió Ban.
Por ello, urgió a todos los Gobiernos a “volver a comprometerse» con la no proliferación y lamentó que, por ejemplo, se hayan frenado los avances en la eliminación de las armas nucleares. “Vemos resurgir algunos de los argumentos desacreditados que se utilizaban para justificar las armas nucleares durante la Guerra Fría”, avisó el jefe de la ONU.
“Esos argumentos eran moral, política y prácticamente equivocados hace treinta años y lo siguen siendo ahora”, añadió