La Secretaría General de la ONU pidió ayer, lunes, a las partes en conflicto en Siria -cuyos enfrentamientos se reactivaron la semana pasada tras una ofensiva insurgente en el noroeste del país- que cesen las hostilidades para ofrecer «un futuro político y no más derramamiento de sangre».
«Todas las partes deben hacer lo posible para proteger a los civiles (…) Los sirios han soportado el conflicto durante casi 14 años y merecen un horizonte político que les ofrezca un futuro pacífico, no más derramamiento de sangre», afirmó el portavoz del secretario general de la ONU –António Guterres-, Stéphane Dujarric, en rueda de prensa.
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La ofensiva
El pasado miércoles, una coalición liderada por el Organismo de Liberación del Levante -grupo respaldado por Turquía y creado en 2016 tras escindirse del Frente al Nusra, la que era la filial de Al Qaeda en Siria- inició una ofensiva contra posiciones del Gobierno del presidente Bachar al Asad. En pocos días ya controlan la totalidad la provincia de Idlib -bastión opositor- y han entrado en Alepo -la segunda ciudad del país-, así como en el norte de la provincia de Hama.
Además, según Dujarric, Guterres está «realmente alarmado por la reciente escalada de violencia» e incide en la «obligación de respetar el derecho internacional humanitario» y en que las partes se sometan a la resolución 2254 del Consejo de Seguridad, que en 2015 reafirmaba su compromiso con la soberanía, unidad e integridad de la República Árabe Siria.
Por otra parte, desde la Secretaría General también informaron que «gran parte» de las operaciones humanitarias de la ONU en Alepo, Idlib y Hama «permanecen suspendidas debido a preocupaciones evidentes de seguridad».