MONTEVIDEO. Eclipsado por la fama global de José Mujica y arropado por miles de uruguayos, Tabaré Vázquez asumió el domingo la presidencia de Uruguay prometiendo mejoras en infraestructura y bienestar social y anunciando una guerra al alcohol como la que lideró contra el tabaco durante su primera presidencia.
Como hace cinco años, Mujica y Vázquez protagonizaron el cambio de mando pero esta vez fue el médico el que recibió la banda de manos del popular «Pepe» iniciando el tercer mandato de izquierda en la historia del país. Pocas horas después, por cadena nacional, este oncólogo, empresario y masón de 75 años mostró su estilo ejecutivo -muy distante del de Mujica- al presentar los lineamientos de su gobierno.
Vázquez estableció como pilares la mejora del sistema educativo, el desarrollo de la infraestructura y el cuidado integral de los más vulnerables, objetivos que buscará cumplir sin descuidar los equilibrios macroeconómicos.
Anunció ademas que desarrollará acciones «muy fuertes» contra el consumo de alcohol, como las que promovió durante su primer gobierno (2005-2010) contra el tabaco, que enfrentaron al país con la tabacalera Philip Morris en un litigio internacional que sigue en marcha.
En su discurso de 36 minutos Vázquez no mencionó en cambio la implementación de la inédita ley que reguló el mercado de la marihuana, impulsada por Mujica y aprobada en diciembre de 2013. La ley legalizó el autocultivo, los clubes de cannabis y la venta al público de la droga en farmacias, previo registro y bajo control estatal.
Pero la venta de la sustancia en farmacias aún no ha sido implementada y el propio Vázquez ha indicado que ve el plan con desconfianza. Vázquez -que llegó al poder tras vencer en segunda vuelta al centroderechista Luis Lacalle Pou con el 53,6% de los votos- accedió a la presidencia «como hace diez años, decidido a concretar», dijo el politólogo Adolfo Garcé, en declaraciones a la estatal radio Uruguay.
– Mujica protagonista – Lejos de perder protagonismo como presidente saliente, Mujica siguió atrayendo a las cámaras en sus últimas horas como gobernante. Con su habitual vestimenta informal, poco después de las ocho de la mañana «el Pepe» salió de su modesta chacra (casa rural) para realizar su caminata diaria.
Luego trabajó en su tractor hasta que arribó el cineasta serbio Emir Kusturica con su equipo, que lo ha seguido a sol y sombra en los últimos días para completar el rodaje de un documental dedicado a su persona.
A media mañana, ya de impecable traje gris, el exguerrillero se subió a su también famoso Fusca celeste -que no condujo- para dirigirse a la céntrica plaza Independencia, donde entregó la banda presidencial a Vázquez.
Por la tarde recibió en su chacra al rey emérito de España Juan Carlos de Borbón y por la noche mantuvo un encuentro con el presidente cubano Raúl Castro.
Charo Baroni, que se acercó a la plaza para decir adiós a Mujica, cree que el estilo y las decisiones de Mujica marcaron «un antes y un después» en Uruguay.
«Es el mejor presidente que hemos tenido. Me da pena que se vaya, Tabaré también es bueno, pero el Pepe, es el Pepe», dijo a la AFP esta ama de casa de 66 años. Durante la era Mujica se aprobaron viejas aspiraciones de la izquierda, como la despenalización del aborto, que Vázquez había vetado en su primera presidencia, y la legalización del matrimonio homosexual.
Mujica fue electo senador, por lo que seguirá teniendo activa participación política en este país de 3,3 millones de habitantes. Vázquez admitió el domingo a periodistas que el exguerrillero «es toda una figura importantísima en el contexto nacional e internacional». «Tiene que ser un punto de referencia de primer orden», sostuvo sobre su antecesor.
– Sin «viento de cola» – Vázquez vuelve al poder en un país que ha conocido doce años de crecimiento económico ininterrumpido y tiene niveles de desempleo niveles históricamente bajos, pero sin el celebrado «viento de cola» que en los últimos años le imprimieron a la economía local los altos precios de commodities como la soja y la carne y la expansión de la región.
En su discurso, el flamante presidente prometió mantener la inflación en el rango meta del gobierno (3% a 7%) y controlar un creciente déficit fiscal (3,5% del PIB).
Dijo también que conducirá una política exterior abierta al mundo, sin descuidar la escena regional. «Pepe ha sido un gran integracionista y Tabaré también, así que creemos que va a continuar el impulso», dijo el domingo a periodistas el presidente de Ecuador Rafael Correa.
Además de Correa, asistieron al cambio de mando los presidentes Dilma Rousseff de Brasil, Michelle Bachelet de Chile, Raúl Castro de Cuba, Horacio Cartes de Paraguay y Ollanta Humala de Perú.
La gran ausente fue la argentina Cristina Kirchner, cuyo gobierno ha tenido rispideces con el uruguayo. Se trata de la primera vez que un mandatario argentino no asiste a un cambio de mando en Uruguay. Su ausencia «es una señal preocupante», dijo a periodistas el vicepresidente Raúl Sendic.
También cancelaron a última hora su participación el vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden y el mandatario venezolano Nicolás Maduro, el primero debido a una gripe y el segundo por la situación política en su país.