POR ALTAGRACIA ORTIZ GÓMEZ
Cardiólogos del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT) salvaron la vida de dos jóvenes que sufrían de “cardiomiopatía hipertrófica obstructiva”, una enfermedad mortal que afecta a uno de cada 500 personas.

El doctor Pedro Ureña, cardiólogo hemodinamista, presentó a Jorge Cepín y a José Nicolás Pérez, ambos pacientes con un historial de problemas cardíacos que fueron recuperados con el tratamiento.

Explicó Ureña que se trata de una enfermedad que tiene pocas opciones de tratamiento y de cirugía, porque el corazón se engruesa de forma tal que no permite la salida de sangre.

El especialista estima que 3,000 personas padecen la enfermedad, la cual por sus características y las pocas posibilidades de diagnóstico preciso, tiene una mortalidad muy alta.

«En ciertos grupos se realiza una operación que consiste en literalmente cortar un pedazo del corazón, pero es necesario colocar marcapasos», dijo el especialista.

Indicó que para bien de la humanidad en algunos centros muy avanzados del mundo, incluyendo el CEDIMAT, en el país, se está aplicando una técnica que consiste en colocar un pequeño balón o vejiga en la arteria que le lleva sangre al músculo, se le inyecta alcohol y entonces se produce un infarto, se libera la obstrucción y no es necesario hacer la cirugía.

«El médico provoca el infarto para poder colocar el balón y poner el alcohol, ese procedimiento se llama ablación», explicó Ureña.

Aseguró que el riesgo es del uno al dos por ciento, pero se requiere de alta tecnología y un buen equipo médico.

El paciente pueda estar varios días en la sala de cuidados intensivos, vigilado de cerca por un equipo de intensivistas y cardiólogos, explicó Ureña.

Expresó su satisfacción por poder realizar ese tipo de intervención que salvó la vida de dos hombres trabajadores.

Sin embargo, explicó, no todos los casos requieren de ese tipo de intervención, sólo los que no responden a tratamiento.

Ureña agradeció el apoyo que le brindó la dirección de CEDIMAT.

LOS PACIENTES

Cepín se desempeñó siempre como agente aduanero. Desde hace unos años comenzó a sentir mucho cansancio. Sus cardiólogos le aseguraban que todo su sistema estaba bien, hasta que se le presentó un edema pulmonar y se pudo detectar la hipertrofia cardíaca.

Cualquier esfuerzo por mínimo que fuera lo agobiaba, estaba convertido en un discapacitado cardíaco, mientras que José Nicolás Pérez asegura que todas las actividades normales de un ser humano eran restrictivas para él.

Hoy día puede subir escaleras, hacer fuerzas, tener su vida familiar y sexual normal, lo que a juicio del doctor Ureña fue posible gracias a que ambos pacientes tenían dos buenos cardiólogos, los cuales pudieron remitirlos hacia el procedimiento adecuado.

La intervención tarda unos 45 minutos sin necesidad de cirugía, aseguró el cardiólogo hemodinamista, quien reiteró que la parte más difícil es la identificación de la arteria correcta y tener el equipo profesional adecuado.

Ese tipo de procedimiento no se realiza en cualquier país y en muchas ocasiones es necesario dejar colocado un marcapaso, aunque precisó que no todos los pacientes lo requieren.

EL INFARTO

Existe una técnica conocida como ablación septal con alcohol, la cual consiste en provocar un infarto controlado y de esa forma se trata la enfermedad conocida como cardiomiopatía hipertrófica obstructiva, la cual es causa frecuente de muerte súbita en pacientes.

El método más frecuente era la cirugía, la cual consistía en resecar el músculo cardíaco que causaba la obstrucción, pero se trata de un procedimiento de gran envergadura, por lo que se ha iniciado el procedimiento del balón por cateterismo, inyectando alcohol de 100 grados a la arteria. De esa forma se infarta el músculo responsable de la obstrucción, reduciéndolo y dejando libre la salida de la sangre.

Los dos pacientes evolucionan en forma favorable y desde hace dos meses están integrados a sus actividades productivas, precisó Ureña.