Santo Domingo 25ºC / 30ºC
Guardianes de la verdad Editorial
Editorial

Editorial

Creado:

Actualizado:

Por si se nos había olvidado, la doctora Julia del Carmen Sánchez, coordinadora residente de las Naciones Unidas en el país, nos lo ha recordado con cuidadas y diplomáticas expresiones. Esta dama, experta y diplomática, nos ha dicho que somos la “envidia” de la región por nuestro alto e indeclinable crecimiento económico. Y, en efecto, así ha sido. Es un orgullo que los últimos tres gobernantes han levantado por doquiera, como si no existieran las estadísticas que operan como espejos.

La economía dominicana lleva más de 50 años en crecimiento. Nos parecemos a un pelotero consistente, uno que siempre batea, que nunca se va en blanco. Así hemos sido por años en América Latina y el Caribe. Una buena presentación de nuestros gobernantes y del pujante sector privado.

Puede leer: Entonces conoceremos la naturaleza policial

Pero, lamentablemente, la moneda tiene otra cara.

La doctora Sánchez ha dicho que el crecimiento de “envidia” “no ha estado acompañado de una distribución con equidad…” Aquí es donde, también por años, hemos fallado como nación, han fallado nuestros gobernantes, han fallado nuestros empresarios, han fallado los diseñadores de políticas públicas.

Quienes no han fallado son la opinión pública, los organismos internacionales, las iglesias, los cientistas sociales, los partidos de izquierda… Nono han cesado en clamar y en señalar esas deficiencias. Pero el resultado es que pocos han escuchado y ninguno actúa.

Si los políticos con “vocación de poder” no creen en las estadísticas –las que suelen amar en la oposición y criticar cuando están en la cumbre del poder–, solo tienen que mirar la mayoría de los grupos poblacionales, los asentamientos de las ciudades, la insustituible clasificación centro-periferia.

La República Dominicana tiene que dar un salto hacia el desarrollo. Pero jamás podrá conseguirlo mientras persista la inequidad en la que convivimos. Hay que eliminar no solo la pobreza monetaria, sino la subcultura de la pobreza. Este salto será, por lógica económica y social, hacia mayor riqueza, más consumo, más salud, más comodidad, mejor educación, ausencia de enfermedades del agua, menor contaminación, menos daños en las temporadas ciclónicas.

Mientras, trabajemos para que abandonemos la paradoja de crecimiento sin equidad.

Sobre el autor
HOY DIGITAL

HOY DIGITAL

tracking