Un premio a nuestros valores
Cuatro meritorias personalidades del país han ganado los premios que en igual número de disciplinas del saber otorga cada año la Fundación Corripio, en su compromiso de estimular los más altos valores de nuestra sociedad. Para 2009 los ganadores han sido el doctor Manuel Bergés Chupani, ex presidente de la Suprema Corte de Justicia, en Ciencias Sociales y Jurídicas, renglón Derecho; el padre jesuita Julio Cicero, un estudioso de las especies de flora y fauna, miembro fundador de la Academia de Ciencias, en Ciencias Naturales y Salud, renglón Medio Ambiente; el maestro José Antonio Molina, director de la Orquesta Sinfónica Nacional, en Arte, renglón Música, y la veterana locutora Norma Santana, en Comunicaciones, renglón Radio.
Nuevamente el jurado de la Fundación Corripio ha puesto de relieve el alto interés de esta organización sin fines de lucro por incentivar nuestros más sanos valores. El doctor Bergés Chupani es un decano de las ciencias jurídicas, el sacerdote Cicero un defensor e investigador en materia de biodiversidad y ambiente, el maestro Molina reafirma su calidad cada vez que toma la batuta y la locutora Santana ha dado cátedra de calidad tras el micrófono. Además de anunciar los ganadores de los premios para 2009, la Fundación Corripio anunció que a partir de 2010 incluirá nuevos premios y renglones, para reconocer los méritos de más personalidades del país.
Una impúdica votación virtual
Justo en momentos en que se pretende, con un gran escarceo, descalificar el repudio que han merecido aspectos de la reforma constitucional, surge un ingrediente que salpica de justificada suspicacia la pureza del trabajo que ha hecho la Asamblea Revisora. Una cámara sin partido ni ideología captó a un legislador -no importa de cuál partido- cuando votaba a nombre de otros en la sesión del jueves de la Asamblea Revisora.
Esta práctica impúdica tendría una de dos finalidades: o completar de manera virtual un quórum inexistente, o garantizar que los colegas del autor de la barbaridad, y que no estaban presentes, pudieran cobrar las prestaciones que se pagan por asistencia a las sesiones. Para colmo de males, se afirma que ese voto delegado es una práctica común, para la que no existe sanción en los reglamentos legislativos. Todo obliga a preguntar: ¿Cuántos votos impúdicos de este talante se han emitido durante la reforma constitucional?