Embajadora Leah Francis Campos, “madre y católica”

Melvin Matthews
El último gesto visible de Cristo en la tierra, el que deja a su Iglesia y que ha fijado el arte cristiano de Bizancio y de las catedrales, es su bendición, la cual el evangelista San Lucas ha descrito para la posteridad, así: “Los sacó (a los discípulos) hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo”. (Lucas: 24,50s). Era la ascensión del Señor.
Detallar las riquezas de la bendición bíblica es, en realidad, destacar las maravillas de la generosidad divina y la calidad religiosa de la admiración que tal generosidad suscita en la criatura.
Por ende, resulta encomiable el gesto de la flamante embajadora de Estados Unidos, Leah Francis Campos-Schandlbauer, quien, en su primer acto público, encomendó a Dios su misión diplomática, acudiendo a la eucaristía en la Catedral Primada de América para pedir la bendición de la Iglesia Católica, a la que pertenece; porque la Eucaristía es la acción de gracias y bendición, significa de suyo reconocimiento, gratitud, que eleva el cristiano a la Santísima Trinidad por haber obrado en nuestras vidas.
El vocabulario de la teología cristiana enseña que “la bendición es un don que afecta a la vida y a su misterio, y es un don expresado por la palabra y su misterio”, una experiencia de fe, con la cual la nueva titular de la misión diplomática estadounidense, Francis Campos, ha sintetizado en la frase: “Esposa, Madre y católica conservadora”. Pertenece al Partido Republicano y, probablemente, al movimiento Make America Great Again (MAGA), del presidente Trump, quien se identifica con el cristianismo aplicado y carismático.
Pero, aunque no existe una lista pública oficial de la afiliación religiosa de todos los embajadores que la antecedieron en el país, la información disponible entre los que aquí hemos ejercido el periodismo en las últimas cinco décadas, indica que ella es la primera iniciada visible de esa fe, la cual le servirá para ajustarse con la idiosincrasia del pueblo dominicano, mayoritariamente cristiano católico.
Según su biografía, Leah Campo egresó de la Universidad de Arizona en Política Exterior, fue agente de la CIA, asesora del Departamento de Estado y la Cámara de Representantes; ha cumplido misiones en América Latina, Europa, Asia y África. Ella llega a República Dominicana, cuya fundación está anclada en la cruz de Cristo y la biblia, insertadas tanto en la bandera dominicana y el escudo nacional, adjunto a nuestro lema: “Dios, Patria y Libertad”.
La influencia de la Iglesia Católica en la vida nacional es innegable e imprescindible, creo yo, para la solución de la conflictividad nacional. El Concordato firmado en el Vaticano 1954, vincula al Estado y la Iglesia. La pareja presidencial, Luis Abinader y Raquel Arbaje, ¡son católicos que comulgan bajo las dos especies!
Damos la bienvenida a la embajadora Leah Francis Campos Schandlbauer, por ser madre y católica. ¡Que Dios la bendiga!