Guardianes de la verdad

Opinión

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Uno de los principales objetivos del recién finalizado congreso del PRD, fue hacer que éste se afirmase o reafirmase como partido social demócrata. No dudo de la convicción y de la clara conciencia de algunos notables impulsores de ese objetivo, pero es necesario consignar que cualquier partido que quiera retomar o adscribirse de manera exitosa a esa corriente política, tendrá que superar un contexto político internacional muy desfavorable.

En efecto, en Europa varios gobiernos que se reclaman de esa corriente han sido batidos por gobiernos de derecha y para otros aún en ejercicio, las perspectivas para conservarlo son muy precarias. En América Latina, la esperanza de gobiernos social demócratas descansa en el nuevo gobierno de Uruguay, por la honorable trayectoria de su presidente y en posibilidad de que permanezca la experiencia de Lula con la elección de su delfina Dilma Rousseff.

En Europa, muchos dirigentes social demócratas en el poder han terminado siendo malos gerentes del gran capital, llegando al extremo de desmontar grandes conquistas sociales de los trabajadores, logradas en el llamado Estado de Bienestar. Muchos han cedido a la presión de la derecha xenófoba y racista y han cometido el despropósito de asumir elementos del discurso de ésta sobre el tema de la migración.

En general, en América Latina, el principal problema ha sido la incapacidad de profundizar los procesos de reformas, y en los casos de Venezuela y Ecuador, las veleidades mesiánicas o voluntaristas de las direcciones de ambos procesos suman esos países en serios problemas de gobernabilidad e institucionalidad democrática.

No obstante, a pesar de que el significado y rol de la clase obrera, que fue el sujeto político fundamental de la social democracia, se ha reducido casi a la nada, las grandes desigualdades de oportunidades para la inclusión social y el incremento de la brecha entre ricos y pobres, lejos de desaparecer, se acentúan en todo el mundo.

Eso determina, aunque en un nuevo contexto, la permanencia y pertinencia de los proyectos de transformación social tanto de esa corriente socialista, como de otras más a su izquierda.

Además de un contexto adverso, los impulsores de un PRD social demócrata, tendrán que enfrentar una cúpula empresarial significativamente rica que dirige ese partido, la cual, al decir de connotados perredeístas, está integrada a ese entramado de relaciones que han establecido algunos ministros del actual gobierno, quienes con sus bien conocidos actos de corrupción han hecho del Estado dominicano una suerte de Cosa Nostra.

En tal sentido, para que el PRD adquiera una esencia social demócrata debe enfrentar exitosamente los actuales problemas de esa corriente política y también diseñar una línea de acción para no sólo enfrentar la corrupción e impunidad que campean en diversas instituciones del presente gobierno, sino también en varios de los ayuntamientos que ese partido controla.

La posición que ante esos temas adopten las fuerzas que se disputan el control de ese partido de cara al 2012, determinará no sólo el futuro de éste, sino en gran medida, la suerte de la social democracia en este país.

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