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Guardianes de la verdad Opinión
Samuel Luna

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Muchos hemos expresado que estamos hartos de discursos y promesas; una parte de la población hemos perdido la confianza en el “sistema democrático”, y también hemos perdido la credulidad en las utopías construidas por políticos y ciudadanos que desean ver nuestro país en una etapa diferente. Sin embargo, a pesar de ese deseo continuamos haciendo lo mismo, eligiendo los mismos candidatos con las mismas prácticas y las mismas acciones corruptivas. En otras palabras, hemos abrazado el sistema parasitario que nos mantiene encerrados en un tipo de fosa social llena de ideas muertas y petrificadas.

El parasitismo sociopolítico es una práctica que ha sido fomentada y permitida por todos los partidos políticos que han estado gobernando el Estado dominicano. Una encuesta de la Gallup trajo a la luz que el 63.6 % de los ciudadanos muestran preocupación por los robos, asaltos, las bandas y la delincuencia en general. Ese número, 63.6 %, es muy alto en una media isla con una composición social que posee un alto número de creyentes católicos, protestantes, evangélicos, adventistas, mormones y testigos de Jehová. Además, poseemos un grupo de empresarios muy fuertes que realmente inclinan y marcan la dirección sociopolítica y económica del país. Realmente no entiendo cómo esos sectores no han podido articular el nivel de influencia —inherente— que poseen, no hemos podido dejar atrás ese comportamiento parasitarlo.

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La misma Gallup también reflejó que además de la inseguridad nos afecta en grande escala el alto costo de la vida, la crisis económica, la violencia, los bajos salarios. Lo que yo no entiendo es cómo los empresarios les gusta vivir en un país inseguro, donde sus hijos y esposas no pueden caminar con libertad, ¿acaso esto no les motiva a generar un plan que genere un cambio radical, que elimine el consumo parasitario? El consumo parasitario sucede cuando una persona no es capaz de compensar mediante sus servicios lo que consume o toma de los demás. En otras palabras, son aquellas personas que se aprovechan del esfuerzo y del trabajo de otros y del pueblo. Parásitos son las personas que poseen una botella en el gobierno, los que reciben salarios fantasmas, los que son nombrados con posiciones innecesarias, y más acciones que son parte de la cultura parasitaria. Las personas parasitarias se aprovechan del sistema de una forma abusiva, sin intercambio, el parásito toma y no da nada; es un tipo de “corrupción aceptada y justificada”.

Debemos cuestionarnos y ser objetivos, haciéndonos preguntas como: ¿Cuándo vamos a parar este cancer parasitario? ¿Dónde están los empresarios que aman a la República Dominicana? ¿Cuál debería ser el papel de las iglesias para reducir el mal y crear más conciencia? ¿Acaso es tan difícil cambiar las prácticas que nos afectan como Estado y como país? ¿Los candidatos que estamos promocionando son productos hechos con la misma sustancia social? ¿Poseen ellos las mismas mañas que los que ya han gobernando? Si somos honestos y objetivos, llegaremos a la conclusión que necesitamos la otra cara, algo diferente a lo que siempre ha sucedido. Es tiempo de hablar menos, ser más pragmáticos y más intencionales. Los cambios no se generan debatiendo o articulando las ideas correctamente, se generan cuando el líder y el liderazgo se convierten en un modelo a seguir.

Un país como el nuestro necesita personas sinceras con ellos mismos y con el pueblo, debe estar dispuesto a pagar el precio, y ver la transformación como una meta y prioridad. Esa o esas personas deben ver la realidad social que nos rodea y el potencial que poseemos como país. Hay que entender que existe una realidad parasitaria. ¿Qué haremos? ¿Ser parte del sistema parasitario o dejar un legado en una bella nación que lo posee todo? Te invito a articular nuestros sueños y a poner un plan que sea diferente a lo que siempre ha sucedido.

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Samuel Luna

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