Se queja de Distribuidora
Luego de mucho tiempo sin volver a escribir para el prestigioso diario Hoy, bajo su veterana y siempre acertada dirección, me permito dirigirle esta comunicación, ahora en mi condición de vecino de la urbanización Hamarap, del sector Villa Faro, municipio Este de la provincia Santo Domingo, incluyendo urbanizaciones como Mendoza I y II, Carolina y La Herradura, para clamar desesperadamente, entiendo que representando el sentir y el padecimiento de todo nuestro sector, por el cruel abuso que viene cometiendo la Distribuidora de Electricidad EdeEste, programando sus eternos y odiosos apagones que van desde las cuatro de la madrugada hasta las nueve de la mañana, y luego, de dos de la tarde hasta la siete de la noche, es decir, un total de diez horas diarias sin el servicio eléctrico, día por día, incluyendo los sábados y los domingos.
Esta programación (si es que se le puede llamar tal, porque más parece un desorden que otra cosa, ya que en los últimos días el fluido eléctrico ha sido cortado solo por unos minutos, repitiendo la acción trastornadora en varias ocasiones el mismo día), dicha compañía la viene llevando a cabo, como sigue: el corte de madrugada desde hace varias semanas, pero el corte a las dos de la tarde se viene produciendo desde hace ya muchos meses, sin que les importe en lo más mínimo a los culpables de este incalificable abuso, que el hecho de cortar la energía en horas de la madrugada, significa, primero, despertar de golpe al que está durmiendo, porque el calor se hace agobiante, y, segundo, pero que es lo más grave, sin que les importe la cantidad de personas que necesitan de manera vital, por razones de salud mental, dormir de corrido, debido a problemas de angustia, estrés, depresión, etc., generados por situaciones de orden personal o por la explosiva problemática social y económica que padecemos los dominicanos actualmente, y sin que les importe que seamos víctimas, como ya lo hemos sido, de los ladrones, que se aprovechan, como es lógico esperar, de la oscuridad de la noche para trabajar con mayor seguridad y productividad. Yo mismo me vi, en una ocasión, en la desagradable experiencia de tener casi que enfrentar a un ladrón que merodeaba en las cercanías de mi hogar a eso de las cuatro de la madrugada, luego de que se produjera el cruel y abusador apagón de EdeEste, correspondiente a ese día.
Don Mario, dicha compañía eléctrica, para completar su inhumana actuación, viene aumentando, poco a poco, pero de manera sostenida, desde hace varios meses, la tarifa correspondiente a nuestro sector, a pesar de la tanda de apagones a que nos tiene sometidos, incluso, a veces el aumento es, por ejemplo, de 200 pesos exactos, lo que nos hace pensar que se trata de alguien que quizás ordena dentro de la cruel EdeEste, algo así: «Necesitamos dinero, súbele este mes doscientos pesos a la gente de Hamarap y sectores aledaños, aunque griten». En este sector, Don Mario, la inmensa mayoría de los moradores pagamos religiosamente nuestra factura, aunque en realidad desde hace mucho lo que estamos pagando religiosamente son fuertes e interminables apagones (porque si no lo hacemos, el segundo mes vienen sin mancar a cortarnos el servicio; porque en esto sí que son rápidos los encargados).
Para terminar, Don Mario, permítame, por favor contarle lo siguiente: como usted sabe, quien escribe es abogado, y apoyándonos en esa condición, en una oportunidad le señalamos a uno de los empleados de EdeEste, en la oficina ubicada en Megacentro, sobre lo que dice la ley eléctrica en cuanto al crédito que por cada apagón la compañía debería asentar en sus libros a favor del consumidor burlado, y ese empleado descaradamente me contestó que eso decía la ley, pero que ellos no se pueden llevar de eso porque quebrarían. Es decir, EdeEste, y pienso que debe ocurrir lo mismo con las demás distribuidoras respecto de ese importante punto legal, se considera por encima del rigor de la ley. Ante una posición tan desvergonzada, Don Mario, lo único que podemos gritar los desamparados consumidores, dada la incapacidad del Gobierno dominicano en hacer que dichas compañías cumplan con los dictados de la ley eléctrica en tal aspecto, es… ¡que Dios nos proteja! Amén.
Agradeciéndole, de antemano, la publicidad que esta misiva pudiera merecer, le aseguro mi afecto y estimación sinceros.
James A. Rowland Cruz