El Cardenal Nicolás Jesús López Rodríguez ha emitido una esperada declaración en la cual fija la posición de la Conferencia del Episcopado Dominicano sobre las acusaciones de pederastia y pedofilia cometidos por sacerdotes, reveladas por la prensa, y la abrupta cancelación del Obispo Josef Wesolovski, Nuncio de Su Santidad. En efecto, el Vaticano confirmó que monseñor Wesolovski ya no es el embajador del Papa Francisco en Santo Domingo, y atribuyó la causa de la sorprendente destitución a una investigación para establecer su responsabilidad criminal frente a acusaciones de prostitución infantil cometidas en la zona colonial de la capital dominicana.

El caso del experimentado embajador Wesolovski, un polaco de 65 años y ordenado sacerdote hace cuatro décadas, coincide con graves denuncias de pedofilia formuladas contra otros tres  curas, uno de ellos también polaco, en sendas regiones del interior, investigadas por las autoridades.

La oportuna reflexión de López Rodríguez, dirigida también a orientar y mantener unida a la enorme feligresía católica, reconoce con humildad que “estamos ante una situación que a los hijos e hijas de la iglesia católica nos preocupa y avergüenza”.

Tras pedirle a Dios que le librase de “justificar lo que no puede tener justificación”, el Cardenal señala como causa de tales inconductas a que muchos de los que se preparan para el sacerdocio carecen de auténtica vocación y que tienen una gran capacidad para simular lo que no son, “y si los formadores no están atentos, se van colando entre los miembros del Clero”.

Pidió perdón a las víctimas, pero exigió encarecidamente a la justicia dominicana actuar con firmeza y claridad, basándose en investigaciones muy serias, estableciendo las sanciones previstas en el Código Penal. “Quien haya actuado mal, que se atenga a las consecuencias”.

Una declaración juiciosa.