Oportunidad y carácter

Oportunidad y carácter

Hay quienes atribuyen la violencia, el consumo de drogas y las andanzas en el bajo crimen entre los jóvenes a una falta de oportunidad y a los altos niveles de pobreza en el país. Con esto casi se justifica el comportamiento indeseable y se coloca toda la culpa o responsabilidad al sistema. Sin dejar de reconocer la posibilidad de incidencia de las políticas sociales en el desarrollo o no de la juventud, no se puede ser tan radical en colocar todo el peso negativo en las decisiones de las autoridades y la sociedad.

Desde que venimos a este mundo, somos confrontados con situaciones adversas que ponen a prueba y definen el carácter de cada uno. Sin embargo, hay quienes deciden abandonar el esfuerzo, la perseverancia y la lucha para dejar que la corriente del mal los lleven hacia donde mejor le parezca. Si por pobreza, abandono y falta de oportunidad fuera, entonces muchos hombres y mujeres valiosos que hoy ocupan posiciones vitales en la sociedad deberían ser delincuentes de marca mayor.

Ellos provienen de barrios y campos abandonados donde no tuvieron comida, ropa ni oportunidad. Sin embargo, fueron personas cuyo carácter y decisión férrea les llevó a tomar el control de su propio destino y a no sucumbir ante las tentaciones perversas, la concupiscencia, la promiscuidad, el vicio y las malas costumbres. Los buenos y grandes ejemplos ruedan por doquier.

Más bien, lo que se aprecia hoy día es una falta de iniciativa en muchos jóvenes que sólo quieren conseguir todo de manera fácil y sin pagar el precio del sacrificio. Es importante la existencia de oportunidades, pero más decisivo es la conjura de un carácter débil, egoísta, indeciso, vago, pendenciero y vicioso.

Sobre esto San Pablo aconsejó al joven Timoteo diciéndole “huye de estas cosas”. 2 Timoteo 6:11.

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