Se comprende que los políticos en busca del poder procuren sumar adeptos sin importarle su procedencia o antagonismos pasados y por ello vemos, con frecuencia, cómo aceptan a personas con pensamientos disímiles o sin ideología, que lo que buscan es adherirse siempre a quienes ven con mayores posibilidades de conquistar la presidencia de la República.
Puede leer: ¿Hacia dónde va la humanidad?
Este fenómeno se repite y vemos, sin sonrojarnos, cómo personajes y agrupaciones políticas que se beneficiaron grandemente de los gobiernos peledeistas durante los 20 años que esa entidad se mantuvo en el poder, de repente cambian de discurso para apoyar a quienes ven con mayores posibilidades de éxito, en este caso al licenciado Luis Abinader quien, desde el poder, procura reelegirse como presidente de la nación.
El espacio resulta escaso para citar por sus nombres a esos personajes y entelequias políticas que siempre han medrado en torno a los partidos gobernantes y que abandonan sin rubor a quienes les beneficiaron con cargos y prebendas cuando ven que sus posibilidades electorales disminuyen como es el caso del PLD que producto de una crisis interna mal manejada se dividió y perdió las pasadas elecciones y ahora ve impotente cómo muchos de sus grandes favorecidos, abandonan, como ratas, el barco que se hunde.