Los empresarios agrupados en el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) acaban de sumarse al amplio y nutrido coro de voces que reclama una reforma urgente del régimen electoral dominicano, dado el desgaste y la poca efectividad que advierten en el ordenamiento legal que rige la vida de los partidos y los procesos electorales. La cúpula empresarial llueve sobre mojado, y así lo deja saber al recordar, como un reproche que no precisa señalar destinatarios, que desde hace cuatro años vienen reclamando la aprobación de las leyes electoral y de partidos, solicitud que se intensificó –dicen– los últimos dos años, “dado el convencimiento de los riesgos que implicaba la celebración, sin un marco normativo adecuado, de las elecciones mas complejas de los últimos 20 años”. Y no fueron los únicos que advirtieron con tiempo suficiente sobre los riesgos e inconvenientes de volver a celebrar unos comicios sin reglas de juego claras salvo las que impone quien administra el Presupuesto Nacional, pues desde Finjus y Participación Ciudadana, para citar tan solo dos ejemplos notorios y conocidos, se insistió mucho en la necesidad de evitar, precisamente, el deprimente y bochornoso espectáculo del que estamos siendo testigos, pero tampoco se puso atención a esas advertencias. Se trató, pues, de una guerra avisada cuyos daños y víctimas colaterales pudieron haberse evitado, pero no hubo el mas mínimo interés en hacerlo. Aunque esa sordera se mantenga hay que considerar el pronunciamiento del Conep como un recordatorio a nuestra clase política, empezando por el presidente Danilo Medina, de que la reforma de nuestro régimen electoral no resiste mas demoras ni aplazamientos.