BOL14. LA PAZ (BOLIVIA), 05/11/2019.- El presidente de Bolivia, Evo Morales (c); junto al vicepresidente, Álvaro Garcia Linera (i), se rodea de miles de partidarios en una plaza céntrica de La Paz, mientras una parte de la sociedad boliviana pide su renuncia por supuesto fraude electoral en su reciente reelección para un cuarto mandato consecutivo. La concentración en una céntrica plaza paceña fue el colofón a una marcha desde la vecina ciudad de El Alto, uno de sus feudos electorales, con la participación de sectores afines al presidente como mineros, obreros y campesinos. EFE/Martin Alipaz
Al cumplirse el plazo que la oposición dio al presidente Evo Morales para que renunciara y su negativa a hacerlo, sus rivales anunciaron que radicalizarán sus acciones en medio de un conflicto político desatado por los resultados de unas elecciones presidenciales en las que el mandatario se declaró triunfador a pesar de señalamientos de un posible fraude.
El líder opositor Luis Fernando Camacho intentó el martes un movimiento audaz: llegar a La Paz –capital política del país, donde despacha Morales–, para intentar entregarle una carta para que el mandatario firmara su renuncia bajo la acusación de fraude electoral. Seguidores de Morales se parapetaron en el aeropuerto de La Paz e impidieron que Camacho saliera. Un vuelo contratado por las autoridades regresó al líder opositor a Santa Cruz, “para resguardar su seguridad», dijo el ministro de Gobierno, Carlos Romero. Camacho, presidente del poderoso Comité Cívico de Santa Cruz, convocó el lunes en la noche a un mitin con miles de manifestantes opositores en las calles, llamó a radicalizar las protestas desde el martes para forzar la dimisión del mandatario y dijo que tiene lista la carta de renuncia de Morales. El sábado, Camacho había dado un ultimátum al gobernante para que renunciara tras la muerte de dos manifestantes opositores en Santa Cruz en choques con oficialistas.
En tanto, el expresidente Carlos Mesa –quien fue el rival de Morales en los comicios y obtuvo el segundo lugar tras el conteo– dijo a los periodistas que se trató de un hecho de racismo y discriminación entre bolivianos. Mesa criticó la movilización de apoyo a Morales al considerar que no fue un movimiento “espontaneo».