QUITO (AFP).- La debilitada oposición ecuatoriana planteó por primera vez la salida del presidente Rafael Correa conforme intensificó su campaña ante la OEA y varios Parlamentos para acusarlo de persecución política.

“El señor Correa nos está llevando al caos, a la monstruosidad y tiene que irse por abusivo e intolerante”, afirmó Fidel Araujo, dirigente del Partido Sociedad Patriótica (PSP) del ex mandatario Lucio Gutiérrez. Araujo formuló la declaración tras el confuso incidente en que fue baleado un vehículo de Gutiérrez el fin de semana en la provincia de Los Ríos (suroeste).

El ex gobernante, enconado crítico de Correa, presentó el hecho como un atentado, aunque aclaró que al momento del impacto viajaba en otra camioneta. La Policía aún no se ha pronunciado al respecto.

“Vivimos en un Estado de hecho no de derecho y Ecuador está cansado de eso. El señor Correa está inmerso en un punto de quiebre que todos vamos a rechazar en la Asamblea Constituyente”, declaró Araujo.

Gutiérrez, por su parte, indicó a la AFP que su partido, “evitando más inestabilidad”, quiere que Correa termine el mandato de cuatro años, pero que la decisión está en manos de la Asamblea Constituyente que redactará una nueva Carta Política.

Los 130 asambleístas que integrarán el órgano deliberante serán elegidos el 30 de septiembre. La suerte de Correa “dependerá de la mayoría de la Asamblea y si ésta resuelve que debe irse, nosotros tendríamos que respetar la decisión. Pero nuestra idea es que termine los cuatro años”, comentó.

Ecuador es el país más inestable de la región, con ocho mandatarios en una década, entre ellos Gutiérrez, quien fue destituido en 2005 en medio de una revuelta de la clase media en Quito. Con una popularidad récord del 76%, Correa anticipó que presentará su renuncia ante la Asamblea como “un acto de cortesía” ante el mecanismo que impulso con éxito en medio de lucha de poderes que sacó de carrera a 57 diputados de oposición.

Un grupo de ellos fue restituido por el máximo tribunal -fallo que fue ignorado por el gobierno y el Congreso- y huyó a Colombia pidiendo protección por persecución política, después de que una fiscal pidiera su arresto bajo sospecha de sedición.

El fin de semana los opositores regresaron al país para continuar con la campaña para desprestigiar internacionalmente al gobierno.

“Luego de haber cumplido nuestra misión fuera del país, estamos de vuelta y ya en esta semana, el jueves o viernes, la secretaría general de la OEA recibirá a los diputados que hemos sido víctimas de estas agresiones contra la Constitución”, sostuvo Alfredo Serrano, quien junto a varios legisladores regresó a Ecuador tras una corta estadía en Bogotá.

“Vamos a presentar una demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), porque ya las instancias en Ecuador se han agotado”, agregó.

Según el dirigente de derecha, los políticos aceptarán igualmente “la invitación de Parlamentos de otros países” para dar a conocer su caso.

A pesar de que la campaña opositora, los analistas destacan que en diez años de crisis es la primera vez que la suerte del presidente no está en juego dado el respaldo popular y el liderazgo de Correa.

Antes de la destitución de los congresistas, el partido de Gutiérrez era la segunda fuerza en el Parlamento (con 24 de las 100 curules).